

Secciones
Servicios
Destacamos
PPLL
Sábado, 7 de enero 2012, 03:39
Son muchos y diversos los factores que pueden influir en el rendimiento escolar, pero cuando un alumno que está suficientemente capacitado o dotado, fracasa y no hay otra causa aparente, este fracaso se relaciona estrechamente con unos hábitos de estudio incorrectos.
Si un alumno tiene a su favor todos los factores que son necesarios para que no se produzca un fracaso escolar: capacidad intelectual, ausencia de problemas personales, familiares, de su entorno, etcétera, y aún así no aprueba, es porque no trabaja lo suficiente para conseguir el éxito o lo hace de una forma inadecuada.
Muchos estudiantes no trabajan porque durante años no les hizo falta, hasta ahora podían vivir y aprobar sin hacerlo. Pero la exigencia del nivel de estudios ha llegado a un punto en el cual es necesario un método, un sistema de trabajo que le permita cursar con éxito los estudios.
Los padres confían en que el tiempo los hará cambiar, o que es un bache, una mala racha propia de su edad. Pero lo primero que le reserva el tiempo es el retraso. Más tarde la angustia, el fracaso y la evasión, finalmente el desinterés y dejan sus estudios.
Los hábitos de estudio correctos sustentan la capacidad de trabajo.
No confundamos la voluntad de trabajar, el deseo de estudiar, con la capacidad de estudiar, en muchas ocasiones, tanto padres como educadores se equivocan cuando asimilan ambos conceptos. El deseo de estudiar puede encontrarse muy lejos de la capacidad real de estudio. Muchos de los alumnos que fracasan desean tanto estudiar, ser buenos estudiantes, triunfar en los estudios y tener éxito como otros compañeros.
Pero entre el deseo y el hábito de estudio median años de entrenamiento, de habituación y de desarrollo de técnicas de estudio que más tarde han de convertirse en hábitos, que como otros hábitos, una vez adquiridos, cuesta poco llevar a cabo. Así, por ejemplo, no nos cuesta ningún trabajo levantarnos cada mañana y darnos una ducha y asearnos.
El alumno no sólo debe conocer las técnicas de estudio, sino que también debe saber aplicarlas. Hay muchos alumnos que conocen muchas técnicas de estudio pero no las aplican, no las llevan a cabo, no las practican, no es un hábito en su trabajo y, por lo tanto, no les sirven para conseguir el éxito.
A un alumno que suspende no es sólo adiestrarlo en técnicas de estudio, sino que debemos cambiar los viejos y malos hábitos que posee y habituarlo en otros mejores para él. En muchas ocasiones esto es suficiente.
La falta de hábitos de estudio puede afectar a cualquier alumno, además de afectar al niño fracasado, también se da en niños inteligentes, ya que éstos no se han visto obligados a esforzarse en los cursos donde a los demás les ha sido necesario y les ha proporcionado un hábito.
Estos alumnos llegan a la educación secundaria y fracasan y la causa fundamental es que en general no han llegado a desarrollar unos hábitos de estudio correctos.
Los alumnos que están en esta situación de fracaso en los primeros cursos de la ESO, generalmente no llegaban a desarrollar nunca unos hábitos de estudio correctos.
A partir del primer ciclo de la ESO o incluso desde 6º de Educación Primaria cuando debemos desarrollar unos hábitos de estudio paulatinamente, para que éstos estén perfectamente afianzados al finalizar este primer ciclo de Educación Secundaria; de esta forma, evitaremos problemas y fracasos posteriores que no tienen por qué darse.
Relación de hábitos de estudio incorrectos:
-Los alumnos tienden a ocultar su mal rendimiento, engañando a sus padres y profesores.
-A muchos esta situación les provoca disconformidad consigo mismos y un gran sufrimiento.
-Continuamente tienden a posponer el momento de empezar a estudiar en su casa.
-Finalizan la sesión de estudios dejando tareas sin hacer.
-No tienen unos horarios organizados. En ocasiones el desbarajuste horario está favorecido por otras actividades.
-Estudian escuchando música o delante de un televisor.
-Empiezan a trabajar sin hacer una valoración global de las tareas ni del tiempo disponible.
-Al principio hacen lo más fácil y lo que más les gusta, dejando lo más difícil para cuando están cansados.
-Se da una tendencia a hacer las cosas de manera rápida y chapucera.
-Se distraen en clase con cierta facilidad.
-Tienden a memorizar las cosas sin pensar.
-Memorizan palabras y conceptos que no comprenden.
-No hacen esquemas, algunos odian esa palabra.
-Carecen de un sistema o técnica de preparación de los exámenes.
-No muestra interés por entenderlo todo. Etcétera.
Al alumno debemos adiestrarle en el desarrollo de unos hábitos de trabajo, de estudio que sean correctos y eficaces para evitar el fracaso en sus estudios. La aplicación de método debe ser progresiva y flexible, y sobre todo constante y firme, siempre teniendo en cuenta las necesidades de cada alumno.
Resolver esta situación a los padres en ocasiones les resulta difícil, puede que no conozcan el método de forma adecuada: tomar apuntes, hacer esquemas, resúmenes, manejo de materiales, mapas conceptuales, etcétera. Otros no dispondrán de tiempo suficiente para poder trabajar todos los días con sus hijos.
Por el futuro de sus hijos, en muchas ocasiones es aconsejable dejarlo en manos de aquellos profesionales que les ayuden a habituarse correctamente en unos hábitos de trabajo para el estudio.
Unos hábitos de estudio correctamente desarrollados son la base para el éxito en el rendimiento académico y en el mundo laboral posterior.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.