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I. R.
Miércoles, 28 de diciembre 2011, 03:39
Una de las partes más visuales del Circo sobre hielo de Moscú logró ayer el efecto contrario entre el público del teatro Campoamor. En lugar de sorprender, atemorizó a los asistentes. Sobre las 21.30, los bailarines sobre patines salieron al escenario con unas antorchas de fuego. Para encenderlas, la compañía usa queroseno, un combustible cuyo fuerte olor se propagó con rapidez por el patio de butacas. Alguien entre el público, según relataron fuentes del teatro, gritó «¡gas, gas!» y los asistentes huyeron asustados a la parte exterior del Campoamor.
Los responsables del teatro encendieron las luces y comprobaron que el sistema de calefacción funcionaba correctamente, detectaron entonces el origen de la alarma: las tres antorchas de los bailarines. Tras pocos minutos, comunicaron por megafonía a los asistentes la seguridad del recinto y la raíz del sobresalto, aunque algunos, un 10%, no se atrevieron a entrar y dejaron sus butacas vacías durante la media hora que restaba de espectáculo.
Las artes circenses y el patinaje artístico se habían combinado a media tarde sin incidentes. Para que hubiera tiempo de cambio entre las dos sesiones del circo, la compañía suprimió el número de fuego del primer pase, pillando desprevenidos a los organizadores en la segunda función.
Más de 30 artistas se subieron al escenario del Campoamor bajo la dirección de Natalia Abramova. Los malabaristas y patinadores, ataviados con vistosos trajes de patinaje, lograron, a parte del susto, entretener a los asistentes.
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