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Un usuario del centro de día Milsoles, que la Fundación Siloé tiene en El Coto, desayuna mientras otros compañeros charlan. :: LUIS SEVILLA
Jóvenes y familias disparan un 50% la petición de ayudas en centros asistenciales
GIJÓN

Jóvenes y familias disparan un 50% la petición de ayudas en centros asistenciales

«Nos desbordan», lamentan las entidades sociales, que alertan de un nuevo perfil de pobreza en la ciudad

CHELO TUYA

Sábado, 24 de diciembre 2011, 11:38

Ella es peluquera. Él, camarero. Veinteañeros gijoneses ambos. En 2008 buscaban un piso en alquiler, pero en la inmobiliaria les convencieron de que, por lo que iban a pagar de renta, podrían comprar un piso. A pesar de los contratos temporales y de las nóminas mileuristas, todo fueron facilidades. Ahora ambos están tan hipotecados como desempleados. Sin subsidio ni red familiar que les apoye, ahora acuden a Cáritas. En busca de ayuda.

Esta pareja, que busca incesantemente trabajo en un mercado laboral cerrado mientras las letras de la hipoteca siguen llegando puntualmente, es el prototipo del nuevo perfil de pobreza que se está dibujando en Gijón. «Cada vez nos llegan más personas que, hace dos años, tenían trabajo, aunque precario, pero lo tenían. Y con él, vivienda y familia. Ahora no tienen nada», afirman desde Cáritas.

Ese 'cada vez más' está centrado en el último trimestre, en el que los centros asistenciales de la ciudad han notado un 'boom' de la demanda de ayuda. Protagonizada por personas jóvenes y por familias. Muchos inmigrantes, pero establecidos en la ciudad desde hace muchos años, pero también muchos asturianos.

«Hay muchos días en los que tenemos que decir que no hay plaza», reconocía recientemente la directora del único albergue nocturno de la ciudad, el Covadonga, Angelita Díez. Es una declaración que corroboraba su homóloga de la Cocina Económica, Marisela Cueto, responsable del mayor comedor social de Gijón: «En los últimos meses la situación se ha puesto mucho peor. No damos abasto».

Los más de 400 servicios al día que ofrece la Cocina Económica -una cifra nunca alcanzada hasta ahora- se suman al incremento del 50% que ha sufrido la Fundación Siloé en el número de usuarios de su centro de día Milsoles, ubicado en El Coto.

«Pasamos de una media diaria de 40 usuarios en 2010 a los 60 que tenemos ahora», señala Pablo Puente, coordinador de programas de la Fundación. De acuerdo a sus estadísticas, en todo 2010 pasaron por Milsoles 277 personas. «Y hasta noviembre de 2011 ya llevábamos contabilizadas 330 personas. Es un 20% más y todavía queda diciembre, que es un mes muy duro».

8.000 euros de golpe

Entendiendo que el origen de esta nueva pobreza es la crisis económica mundial, las entidades sociales reclaman de la Administración asturiana, tanto de la local como de la regional, la incentivación de las políticas sociales. El salario social, la renta mínima que, por ley, deberían recibir todas las personas con ingresos inferiores a los 630 euros mensuales, es considerado clave por las instituciones que integran la red contra la pobreza.

Sin embargo, todas critican su fórmula de aplicación, «no es lógico que lleven año y medio de retraso», lo que genera casos como el de un usuario «que acaba de recibir 8.000 euros de golpe, ya que esperaba por él desde mayo de 2010».

Para el fundador de Siloé, José Antonio García Santaclara, «el cobro de la paga debe obligar a algo al usuario. El salario es bueno, pero si fomenta la autonomía, no se debe dar la paga por nada». Él cree que el Principado, que está obligado a crear un plan individual de actuación para cada perceptor de la renta básica, «no está cumpliendo».

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