

Secciones
Servicios
Destacamos
PPLL
Viernes, 2 de diciembre 2011, 09:51
Pocos pájaros permiten que una persona paseando pueda ver en directo sus conductas sexuales. Sólo las especies más adaptadas al hombre, como los gorriones, palomas y azulones lo hacen al aire libre, ya que otras comunes como las urracas prefieren la intimidad de los árboles.
El caso de los azulones ya lo comentamos en estas páginas la pasada primavera: el macho lleva galas coloridas para llamar la atención de la hembra. Es un seductor que anda todo el día detrás de las hembras, pavoneándose, pegado a ellas continuamente. Y es que hay tantos machos a la caza, que si se descuidase un momento, otro macho podría 'beneficiarse' a la hembra y la inversión reproductora del primer macho se iría al traste.
Entre los pájaros son frecuentes las infidelidades, los divorcios, las peleas entre machos (aunque no existen los celos), los robos de hembras, huevos y polluelos, los tríos, el cinturón de castidad, la poligamia (tanto poliginia como poliandria), las comunas (poliginandria) y cada vez se conocen más casos de parejas formadas por individuos del mismo sexo. Y es que la pareja monógama existe y es frecuente, pero no es lo más común (eso queda para las películas de Disney). Hay casos de aves longevas que son famosas porque se emparejan de por vida, como ocurre con albatros, cisnes, loros y cuervos, pero en éstas también hay numerosos casos de divorcios.
En Avilés hemos visto poliginandria en colirrojos tizones: en Les Meanes 2 parejas nidificaron en el mismo agujero a la vez y criaron a sus pollos todos juntos, en plan comuna. Esto lo vimos también en el monte en pinzones y acentores alpinos.
Otra conducta curiosa es la competencia espermática. Los machos intentan asegurarse su paternidad copulando frecuentemente con las hembras (aumentan la frecuencia de que los hijos sean suyos), picotean su cloaca para hacer que expulse el posible esperma de un competidor, incluso llegan a ponerlas tapones vaginales para que ningún otro pueda fecundarla.
Cada vez se conocen más casos de machos que atienden a dos nidos a la vez, pero también de hembras que ponen dos nidos y uno lo deja al cuidado del macho y otro lo atiende ella. Esta conducta es muy frecuente en algunos de los limícolas que visitan la ría de Avilés, como el correlimos tridáctilo. Entre las limícolas, como las hembras suelen ser más grandes (y en algunos casos más vistosas, como en los falaropos), bastantes veces en cuanto acaba la incubación, ella se marcha (migra al Sur) y deja al macho al cuidado de los pollos.
Hay especies que dejan huevos en nidos ajenos. Y no estamos hablando del cuco, sino de algunos patos, codornices, carboneros, entre otros: una hembra vigila a otra que está incubando, aprovecha un descuido de la madre y la oportunista va al nido a dejar uno o varios huevos suyos. Así, no es raro encontrar nidos con muchos más huevos de lo conocido para una especie.
Un caso que parece extremo (pero del que ya se conocen numerosos ejemplos) es el ginandromorfo: un individuo con caracteres de macho y hembra a la vez. No pensemos sólo en algo parecido al Barón Ashler/Ashura de la serie de dibujos Mazinger Z (un bicho mitad macho mitad hembra), pues es más frecuente que los caracteres de uno de los sexos estén reducidos. Y esto ya lo vimos dos veces en Zeluán entre azulones. La foto que ilustramos era una hembra con parte de la cabeza verde como un macho.
En conclusión, sí existen parejas monógamas entre los pájaros, pero es muy frecuente que haya todo tipo de conductas. Y todas son naturales.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.