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Cultura

VOCES EN 'LA FLAUTA'

RAMÓN AVELLO

Martes, 15 de noviembre 2011, 03:41

En el comentario de ayer sobre 'La Flauta mágica' en el Teatro Campoamor, nos referíamos a los aspectos generales, escénicos y musicales de representados el pasado domingo. Una escena sencilla, casi minimalista, enriquecida y variada por sugerencias cromáticas, símbolos esotéricos y oníricos, algunos como la bañera con pétalos que se asocia con unas connotaciones sensuales muy similares, a 'American Beaty' ya usados, y otros más originales y de gran fuerza plástica, y sobre todo una agilidad teatral, divertida y sorprendente. En este artículo, me centraré en las voces protagonistas, el aspecto en el que dentro de una calidad media alta, hubo algún altibajo.

Íride Martínez fue una reina de la noche. En su haber hay que decir que en las dos complejísimas arias de coloratura que interpreta, cantó todas las notas, lo cual ya es una proeza, porque ya no es que emita el «do sobreagudo» o de pecho, sino el re y el fa, las notas más altas. Sin embargo, le faltó en el primer aria color, sentido del ligado en los registros medios, articulación más picada, más cristalina en los sobreagudos, y, finalmente, flexibilidad. La soprano Valentina Farcas cantó e interpretó una Pamina de ensueño, con un canto progresivamente más emocional que culmina en la segunda parte. El aria 'Siento que ha desaparecido para siempre la dicha del amor', cantado con doliente melancolía y patetismo incluso en las partes de coloratura fue su momento culminante.

De los protagonistas masculinos, la interpretación de Kenneth Kellogg, como Sarastro fue plenamente convincente. Une a una amplia tesitura, con graves con potencia y sonoridad como de inframundos -en el aria llega al sonoro en los graves- en el aria coral '¡Oh Isis, Oh Osiris!' llega descendiendo por grados conjuntos al fa grave, un timbre redondo en los registros medios. El resultado fue claridad y potencia, subrayada por una magnífica puesta en escena. El rol de Tamino, en la voz del tenor José Luis Sola, fue representado con corrección, convencimiento y un timbre muy hermoso, pese a algunas vacilaciones y desequilibrios de volumen, por desgracia en el 'aria del retrato', la primer aria que interpretó. Desequilibrios superados a lo largo de su actuación. Finalmente, Martín-Royo interpreta un Papageno con gran solvencia, tanto a la hora de actuar como de cantar. En conclusión, un buen reparto para una atractiva y sugerente 'Flauta mágica'.

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