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LAURA FONSECA
Lunes, 7 de noviembre 2011, 09:40
Los psiquiatras recogerán el testigo dejado en el Palacio de Calatrava por los médicos de familia. Tras la macrocita de la semana pasada de Semergen, ahora le toca el turno a los profesionales de la psique. Será en el marco del XV Congreso Nacional de Psiquiatría que se celebrará desde mañana, día 8, hasta el viernes. Al encuentro acudirán 2.000 especialistas de España, Europa e Hispanoamérica. El congreso está presidido por Julio Bobes, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo y desde el viernes nuevo jefe de servicio de Psiquiatría del HUCA.
-Dos mil psiquiatras congregados en el Palacio de Calatrava, en Oviedo. ¿Habrá diván para todos?
-Asturias tiene capacidad hotelera suficiente para acoger a dos mil psiquiatras. No harán falta divanes.
-Perdone, pero tanto psiquiatra junto da algo de miedo...
-(Risas). No sé si a causa del congreso habrá una epidemia de salud mental en Oviedo o si por el contrario será una fuente de complicaciones por la falta de psiquiatras en las consultas.
-¿De qué van a debatir?
-El enfoque pasa por la formación y la excelencia profesional.
-¿Qué novedades habrá?
-Vamos a presentar la nueva clasificación internacional de enfermedades de salud mental de la Organización Mundial de la Salud. Es una renovación que no se hacía desde 1995 y en la que venimos trabajando un grupo de expertos desde hace año y medio. Los cambios que aquí se decidan serán aprobados por la Asamblea Mundial de Salud en 2014.
-¿Qué nuevas dolencias recogerá?
-Se incorporan nuevas enfermedades, sobre todo las vinculadas a las nuevas tecnologías. Son adicciones que no están relacionadas a sustancias químicas, como por ejemplo, la adicción a los videojuegos.
-¿El uso de los teléfonos móviles entra dentro del nuevo catálogo?
-Todavía no, pero imagino que será cosa de tiempo porque ya nos llegan casos de pacientes a las consultas.
-¿Hay alguna enfermedad mental que salga de la vieja clasificación?
-Sí, la transexualidad ya no se considerará una enfermedad mental.
-¿No era esa una vieja reivindicación del colectivo?
-Efectivamente, era algo que se venía debatiendo desde hace tiempo.
-¿Cuál es la incidencia de las enfermedades mentales?
-Las llamadas enfermedades del cerebro, que engloban a las demencias y los trastornos psiquiátricos, son las más prevalentes. Superan a la suma de cánceres, infartos y diabetes. Se estima que 36% de los europeos tendrá una enfermedad del cerebro.
-¿Qué impacto económico tienen?
-Muy alto. No sólo por el consumo de fármacos sino porque son las dolencias más discapacitantes.
-El cerebro, ¿sigue siendo un gran desconocido?
-Lo fue durante muchos años por la dificultad de acceso. Ahora nos arreglamos mejor porque disponemos de aparatos de imagen que, como las tomografías, nos permiten ver la morfología y la función del cerebro.
-¿Y qué se puede saber?
-Podemos ver desde daños cerebrales completos hasta deterioros de determinadas funciones.
-¿Cómo consiguen ver eso?
-Le damos al enfermo una glucosa marcada u otro tipo de marcador, y vemos qué zonas del cerebro se muestran activas y cuáles no. Otra modalidad para observar el cerebro es mediante aparatos que detectan señales eléctricas o a través de una tercera vía más moderna que son las sondas genéticas.
-¿Sondas genéticas?
-Son elementos genéticos que nos aportan datos sobre la capacidad de predicción de respuesta a determinados fármacos, la tolerancia y los signos de vulnerabilidad del cerebro.
-¿Qué aplicación tienen?
-Se utilizan para precisar más los diagnósticos. Suelen aplicarse mucho en casos de esquizofrenia y de trastorno bipolar.
-La nueva prescripción de fármacos por principio activo, ¿convence a los psiquiatras?
-Para nada. De hecho, vamos a hacer una petición al Ministerio de Sanidad para que los enfermos mentales sean excluidos del principio activo. El cambio de medicación es peligroso en ellos porque pueden acabar abandonándola.
-Ante una cita de dos mil psiquiatras es obligado preguntar por la crisis económica y la depresión.
-Tiene mucha relación. Los trastornos por depresión son uno de los pocos que se incrementaron de 2005 a 2010.
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