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Martes, 18 de octubre 2011, 10:02
Cuando Ana Valles Camisella cumplió la edad infantil se encontró con un problema: no podía seguir jugando al fútbol en categoría mixta. Su padre, conocedor de la situación de otras jugadoras que sí podían seguir jugando, decidió actuar. «Cuando fue a la selección estuve con padres de otras niñas de diferentes comunidades autónomas, como Galicia o Andalucía, y ellas no tenían problema alguno para jugar. Fue entonces cuando pregunté a la Federación Española y me dijeron que dependía de la Territorial", recuerda Javier Valles. Y fue entonces cuando se puso manos a la obra. Lo primero que hizo fue hablar con su hija y con La Braña, club en el que ella juega. Luego, con la Territorial. «Se le presentó una propuesta a Maximino Martínez, presidente de la Federación Asturiana, para que las niñas pudieran jugar en categoría mixta en edad cadete, y se aprobó en la Asamblea anual de final de temporada. Tenemos que dar las gracias a la Federación y a La Braña», explica asegura Javier Valles. El objetivo estaba cumplido. Ana podía seguir jugando. Ella, con sólo 14 años, había logrado cambiar la ley del fútbol en Asturias.
«Es duro que una niña juegue con niños, ya que la fortaleza física de los chicos es superior. No es fácil, pero le viene fenomenal para que rinda más. Me gustaría que llegase a debutar en primera cadete», reconoce el padre de esta portera. Y de casta le viene al galgo, porque Javier también fue futbolista y al igual que su hija también se situaba bajo los palos defendiendo el escudo del Arenal hasta juveniles y, posteriormente, del Camocha.
Tras hacer danza, un día Ana llegó a casa y dijo: «Me aburro, quiero cambiar. Quiero jugar al fútbol». Siempre tuvo claro que quería ponerse en la portería y las razones estaban más que justificadas. «Tuvo mucho que ver que mi padre también había sido portero. Cuando me lo contó, me llamó la atención», reconoce esta joven gijonesa que recuerda con cariño sus inicios en el fútbol. «Tengo que dar las gracias al Montevil porque fue el colegio que me dejó jugar. Estuve los tres años de pista y allí aprendí lo básico. Después me fui a la Escuela de Fútbol de Viesques, donde Carlos Presa, el entrenador, demostró durante dos años su confianza en mi. Me dio la oportunidad y jugué muchos partidos», recuerda.
Posteriormente pasaría a formar parte del Oviedo Moderno, donde coincidió con grandes maestras del fútbol femenino asturiano. «Fue una experiencia buenísima. El Oviedo Moderno es el club referente de Asturias. Allí conocí a Maru y Rosana, que a día de hoy siguen siendo una referencia para mi. Me gustaba mucho que corrigiesen mis errores porque así me ayudaban a mejorar», afirma.
Ahora juega en La Braña. Es su segunda temporada en el club y la primera en categoría cadete a las órdenes de Santi López, para quien las virtudes de Ana no pasan desapercibidas. «Es muy ágil, muy valiente y por abajo va muy bien. Es muy receptiva a todo lo que se le dice y tiene un margen de mejora muy amplio. Es un ejemplo digno de admiración y alabanza por la valentía que tiene en un deporte de hombres. Ser chica no le impide tener el respeto de la plantilla, ni del club, sino todo lo contrario», añade su técnico.
Una niña precoz
Las ganas de mejorar le llevaron a formar parte de Dorsal 13 Escuela de porteros. Alejandro Méndez es el coordinador y muestra su admiración hacia Ana: «Desde el primer día que llegó vimos que aún siendo infantil, podía entrenar con los cadetes. No tiene miedo a nada y tiene claro que quiere ser portera, y eso es muy importante». Pero tal y como reconoce el coordinador de la escuela, Ana no es la única niña que forma parte de Dorsal 13: «Tenemos tres niñas, Ana, Damaris -que juega en el Femiastur- y Paula, de la Corredoria».
El fútbol femenino está poco extendido en Asturias, si comparamos la región con otras comunidades. Pero esta situación no es freno para que en el Principado haya una excelente cantera, que bien puede representar Ana Valles. «Está claro que Ana es una gran portera. Desde los doce años entrena con la selección asturiana sub 16 y el año pasado formó parte de la selección española. Es una niña precoz», asegura Alejandro Méndez.
Una de las grandes alegrías de 2011 en la vida de esta joven gijonesa llegó cuando, con sólo 14 años, fue convocada por la selección española sub 16. Allí se ejercitó bajo las órdenes de Manuel Ameiro, el descubridor de uno de los mejores porteros del mundo: Iker Casillas. En los entrenamientos con la española estuvo presente el director deportivo y entrenador de Dorsal 13 Escuela de Porteros, el exsportinguista Sergio Sánchez. Cada vez que habla de Ana no puede ocultar el gesto de admiración. «Tuve la suerte de ver a las otras jugadoras de la selección cuando estaba haciendo el curso de entrenador en Madrid. Y respetando a todo el mundo y aunque las comparaciones son odiosas, creo que ella, siendo la más pequeña, es la que más condiciones puede tener», afirma.
Ser la 'benjamina' de aquel grupo no fue una sorpresa para Sergio. Él conocía a la perfección a la guardameta gijonesa, y recuerda que desde el primer día que la vio, supo que era distinta al resto. «Nos habían hablado de ella cuando se incorporó a mitad de temporada. Una chica que sea portera y que destaque con la poca repercusión del fútbol femenino es complicado. Afortunadamente, desde el primer momento confirmó todas las expectativas que teníamos y corroboró todo lo bueno que nos habían dicho».
El exguardameta del Sporting y Atlético de Madrid, entre otros equipos, no escatima alabanzas hacia ella y tiene claro cual es su perfil: «Tiene unas condiciones técnicas sensacionales y llama la atención con los pies y con las manos. Tiene muchos recursos técnicos y hace todo tan bien que sorprende. La tuvimos que poner con un nivel superior porque su grupo se le quedaba pequeño para progresar».
Juan Pablo, su gran admirador
Hasta tal punto llegan los elogios hacia Ana y son tantas las esperanzas depositadas en ella que el portero del Sporting no dudó en pedirle una foto. «Juan Pablo vino un día a Dorsal 13 y me dijo que le habían hablado muy bien de mi y que quería una foto conmigo, que quería tener un recuerdo con una internacional. ¡Aluciné! Es muy majo», explica esta joven gijonesa.
Ana cursa tercero de ESO en el Codema y nunca tuvo ningún problema de adaptación por el hecho de ser chica, sino todo lo contrario. «Yo tengo mi vestuario y ellos el suyo. Como soy la única chica, me tratan muy bien», asegura. Para ella, el fútbol no está reñido con los estudios. Es consciente de que si quiere llegar a lo más alto tendrá que trabajar duro y aunque las mates se le traban un poco y no son su fuerte, no tiene ningún problema a la hora de cuadrar las horas de estudio con los entrenamientos. «Los lunes entreno dos horas con La Braña y después con Dorsal 13. Los martes voy a Mareo a entrenar con el femenino. Los miércoles toca ir con la selección asturiana y los jueves otra vez a La Braña. Los viernes descanso y, normalmente, los domingos por la mañana jugamos».
Verónica Boquete y Laura del Río son dos de las mejores jugadoras españolas. Las dos tuvieron que elegir el mismo destino para triunfar: irse a Estados Unidos, una de las grandes potencias del fútbol femenino mundial. Sabían que mujer y futbolista profesional era un binomio imposible en España. Una opinión que comparte Sergio Sánchez, quien cree que «el auge está en Estados Unidos. Allí las chicas tienen un nivel fantástico, se les da un apoyo tremendo. Ojalá Ana pueda plantearse ir. Allí se quedarían sorprendidos de su nivel. La mejor liga está allí y ella tiene condiciones para aspirar a lo máximo».
El futuro en Estados Unidos
Tras los éxitos el pasado verano de la selección femenina sub 17, que se proclamó Campeona de Europa, Ana Valles se muestra más optimista sobre el futuro de su deporte en nuestro país. «El nivel está mejorando mucho, pero aún le falta para llegar a ser como el de Estados Unidos. Cuando yo sea mayor el nivel en España será mejor, aunque no alcanzará al de Norteamérica . Me gustaría marcharme fuera, pero de momento sólo pienso en mejorar».
Y precisamente a ser cada día un poco mejor, le ayuda y mucho su entrenador específico bajo la portería, Sergio, para quien Ana tiene palabras de agradecimiento. «Se aprende mucho, es un entrenador buenísimo. Es una suerte tener una escuela de porteros porque en pocos sitios de España la hay durante el invierno. Y más aún tenerle a él aquí. Sabe lo que es jugar en Primera, en equipos grandes, nos corrige y nos anima mucho», asegura, con admiración, la portera de La Braña.
Sergio también muestra su admiración por su alumna más aventajada, a la que augura un futuro inmejorable: «Tiene condiciones para ser la próxima portera de la selección nacional, de las categorías inferiores no tengo ninguna duda, y de la absoluta pienso que si sigue en esta progresión y le gusta tanto como demuestra la vamos a ver defendiendo la portería de España». Sergio sabe que Ana Valles es un diamante en bruto que hay que pulir.
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