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Paulino García, Luis Rivera, Carmen Lete y Aida Artime, frente al local de la asociación. :: CITOULA
Cimadevilla está harta del botellón
GIJÓN

Cimadevilla está harta del botellón

«No se puede permitir que un barrio se colapse para que la gente beba en una vía pública», denuncia Aida Artime Gigia critica la falta de seguridad y la venta de drogas «a vista de todos» en el barrio

ÓSCAR CUERVO

Jueves, 22 de septiembre 2011, 08:13

«En Cimadevilla estamos muy hartos del botellón, de la inseguridad ciudadana que tenemos y de las ventas de drogas que día a día se efectúan, a vista de todos, en el barrio». Los problemas del barrio alto de Gijón trascienden de un mero levantamiento de baldosa o adoquín, «que lo tenemos», siguiendo derroteros muy relacionados con el miedo de sus habitantes. «En verano parece que no pasa nada, porque está lleno de gente. Ahora que va llegando el otoño y no hay tanto turista te das cuenta de muchas cosas, y sientes miedo», explica Aida Artime, presidenta de la Asociación de Vecinos de Cimadevilla. Esta inseguridad está directamente relacionada con el botellón que, cada fin de semana, invade «de forma bestial» las calles del barrio.

«Es muy preocupante porque ocupan la vía de emergencia de Cimadevilla -que transcurre por Arturo Arias, punto caliente donde cada fin de semana cientos de jóvenes celebran botellones-. Se sientan y no se mueven, por no hablar de los problemas de ruidos e insalubridad que provocan. Son capaces de orinar e incluso defecar delante tuyo. Luego están los taxistas, que se niegan a realizar servicios por el barrio por culpa de esto, y es totalmente entendible»,denuncian desde la asociación.

La suciedad derivada de estos botellones también cansa en Cimadevilla. «Da pena ver como queda el barrio después de los fines de semana. Está lleno de vomitonas, de orina, de botellas rotas. La verdad es que los rapaces de Emulsa merecen una medalla, porque limpiar todos los fines de semana las toneladas de porquería que se amontona tiene muchísimo mérito».

Esta limpieza también levanta ciertas ampollas en la junta directiva de Gigia, que se pregunta «hasta cuándo» tendrán que seguir pagando estas limpiezas los ciudadanos de Gijón. «Dicen que es un barrio emblemático. Lo enseñan, por el día, a todos los invitados institucionales para presumir. Quizás deberían darles una vuelta por las noches, para que vean lo que pasa aquí. No se puede permitir que Cimadevilla siga colapsada por beber en la vía pública».

Es por ello que indican que «vamos a exponer esto al concejal de Seguridad Ciudadana para que tome de una vez por todas cartas en el asunto. Apenas hay presencia policial en el barrio. Hay que mojarse de una vez por todas para acabar con un problema que afecta a muchísimos vecinos». Pero el consumo de alcohol no es la única preocupación de la asociación Gigia. «Todos los días se vende droga a vista de todos. No hay que fijarse demasiado y, lo más triste de todo, es que todo el mundo sabe quién es y cómo lo hace. Está habiendo robos en establecimientos, hay casas ocupadas, amenazas. Todo esto atenta contra la seguridad de los vecinos. Lo peor de todo es que aunque mantengamos contacto directo con la Policía, los chavaletes que realizan estos hurtos se ríen porque no les va a pasar nada. Hay que hacer algo porque no podemos esperar a que el barrio se degrade todavía más».

Estas ocupaciones ilegales de viviendas ya han provocado dos incendios en el barrio. «Los vecinos iniciaron una recogida de firmas para presentarlas a Vipasa -responsable de algunas de estas viviendas- y el Ayuntamiento. Decidieron tapiar algunas de estas casas y, de momento, parece que está sirviendo para que no entren. Los vecinos están dispuestos a salir a la calle para acabar con este problema. La paciencia tiene un límite y la nuestra ya está agotada. Precisamos de una solución inmediata que erradique el botellón de las calles de Cimadevilla».

A vueltas con el autobús

Más allá de las quejas relacionadas con la falta de seguridad, Cimadevilla también reclama un esfuerzo por parte del Ayuntamiento en cuestión de transporte público. «Ayer leía las declaraciones de Aurelio Rodríguez -presidente de la asociación de Roces- y yo también puedo decir que nos sentimos un poco engañados. Nos retiraron el servicio de microbús por las obras del barrio y no ha vuelto a ser puesto en servicio. Ahora, con la fusión de las líneas 5 y 22 -que da como resultado la ruta 6- la parada de autobús nos queda más lejos, por no hablar de los sábados y domingos. En Cimadevilla vive mucha gente mayor que no tiene en qué moverse», señala Aida Artime.

La posible falta de espacio esgrimida por algunos sectores no convence a la asociación, que indica que «en otros cascos antiguos más pequeños que Cimadevilla hay autobuses, y de los grandes. Además, antes había microbús y el único problema que tenía es que se averiaba. Si los coches estuviesen bien aparcados, no pasaría nada. Podría haber servicio de autobús perfectamente».

No se escapa del análisis vecinal el mal estado de algunas calzadas del barrio alto. Los adoquines, «que en muchos casos están suelos o son simples agujeros», están provocando problemas entre los ciudadanos, con aparatosas caídas, además del aumento de la dificultad en el tránsito de vehículos. «La zona de Arturo Arias da pena verla. Hay baches, algunos adoquines están sueltos. Arreglaron la calle Vicaría pero se desentendieron de esta zona. Pedimos que se revise cada poco porque el adoquinado se suelta con facilidad, provocando problemas, como algunas caídas que se han venido sucediendo últimamente», indicaron.

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