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RAMÓN AVELLO
Domingo, 11 de septiembre 2011, 04:40
El domingo 18 comienza con la representación de 'El Murciélago', la 64 temporada de la Ópera de Oviedo, que es, tras la temporada operística del Liceo, la mas veterana de las que se celebran con continuidad en España. Indudablemente, la omnipresente crisis económica afecta también al campo de la lírica, aunque se trate de temporadas de ópera muy consolidadas, como es el caso de Oviedo. Pese a ello, la actividad operística en el Campoamor no sólo mantiene el tipo al ofrecer cinco títulos, uno de ellos en versión de concierto, sino que continúa apostando por el enriquecimiento del repertorio. Al mismo tiempo, las cuatro funciones -en el caso de 'La Italiana en Argel' y 'La Flauta Mágica' se programa, fuera de abono, una quinta función- por cada título son indicativas de la alta demanda y la renovación del público, algo poco frecuente en los actos relacionados con la música clásica.
Si consultamos la monumental 'Historia de la Ópera en Oviedo', de Luis Arrones, terminada de publicar en 1987 y en la que se recoge con detalle milimétrico las vicisitudes de la ópera en Oviedo desde 1948 hasta 1985, nos sorprenderá, por una parte la excepcional calidad vocal de aquellas temporadas pasadas y, por otra, la reiteración abrumadora del repertorio. A excepción del verismo de Puccini, representado muchas veces en el Campoamor, y alguna ocasional concesión a la ópera francesa, el repertorio de los algo más de treinta primeros años operísticos en Oviedo se reducen a poco mas de veinte obras maestras del 'belcantismo' italiano, repetidas sucesivamente temporada tras temporada. Quizás por esto, nos sigue llamando muy positivamente la atención aspectos como la inclusión de nuevos títulos en cada temporada o el ensanchamiento que en estos últimos años vive el repertorio operístico y que se produce en dos direcciones. Una, hacia atrás, hacia el pasado, con la representación de óperas anteriores al siglo XIX y otra hacia adelante, hacia el presente, con grandes títulos del duro siglo XX.
En la temporada que comenzará el próximo domingo, dos obras nuevas se representan por primera vez en el Campoamor: 'El Murciélago', de Johann Strauss hijo y 'Peter Grimes', de Benjamin Britten, autor del que se representó en el Campoamor, en el 2006 'La vuelta de tuerca'. 'El Murciélago' es la opereta vienesa más característica de todos los tiempos, mientras que Peter Grimes constituye una obra capital en el resurgimiento de la ópera inglesa contemporánea. Pese a su musicalidad y sugerencia dramática, 'La flauta mágica', es una obra poco representada en Oviedo. En Noviembre, volverá esta ópera de Mozart por segunda vez al Campoamor. Finalmente, el belcantismo en su concepción bufa y seria estará presente en esta temporada con 'La Italiana en Argel', de Rossini y 'Norma', de Bellini.
Cada ópera tiene su afán
Las líneas que separan géneros como el de la opereta, el singpield o zarzuela, y la ópera cómica o seria son un tanto frágiles. Lang sugería que una de las diferencias entre opereta y ópera era que en la primera, el público no busca una experiencia artística sino un pasatiempo. Un razonamiento al que se le podría dar la vuelta, ya que también puede ocurrir que en la gran ópera el público lo que busca es un pasatiempo. Otra diferencia es que mientras que en el singpield o la zarzuela la música comienza cuando la situación se intensifica líricamente, en la opereta la música puede empezar en cualquier parte. La verdad es que estas separaciones son un tanto forzadas, especialmente en una opereta como 'El Murciélago', que forma parte desde hace más de un siglo del repertorio operístico de los grandes teatros. Mahler a finales del XIX, Richard Strauss y directores como Karl Böhm, Karajan o Prevín figuran entre los grandes admiradores de está opereta de Johann Strauss hijo, apodado «el rey de los valses». Quiero recordar que en el programa de Música en Escena, en Avilés, se representó hace un par de años esta opereta, con bastante dignidad, pese a sus limitaciones de montaje.
Se ha comparado a 'El Murciélago', estrenada en Viena, en 1874, como una fiesta sobre un volcán. La Viena elegante, ligera, abiertamente decadente de la segunda mitad del XIX se plasman en una ópera ligera, ambigua, amoral y divertida. Ya la obertura, con sus tres notas iniciales, repetidas luego en el coral final de la obra en la que atribuyen todas las culpas al champán, es un ejemplo de finura y brillantez musical. El brindis de Alfred, las zarzas de Rosalinda, el ballet del segundo acto o la pegadiza belleza del vals que cierra la obra, son momentos culminantes de esta ópera, que protagonizarán Gabriel Bermúdez, Mariola Cantarero y Chein Reiis.
Escribió Stendhal que 'La Italiana en Argel', la ópera que se representará a partir del 10 de Octubre en el Campoamor, es «la música más física que se ha escrito; la obra más perfecta del género bufo». El exotismo 'a la turca' de 'La Italiana' se emplea como un color local que realza el humorismo algo descabellado de esta ópera en la que los personajes desempeñan una especie de doble juego. La parodia no sólo de las llamadas óperas de rescate, sino de rituales masónicos como sucede en segundo acto en la que se puede ver un eco de sátira de 'La flauta mágica', es una constante de esta ópera. Compuesta en 1808, "La Italiana en Argel" explora, por primera vez los elementos musicales característicos de Rossini, como el típico crescendo de la Obertura, la esmerada coloratura vocal y los animados y chispeantes concertantes. La nueva versión de esta ópera es una coproducción de la Ópera de Oviedo y otros teatros, y cuenta con la dirección escénica de Emilio Sagi. Entre los cantantes figuran Pietro Spagnoli, protagonista hace unos años en Oviedo de 'El barbero de Sevilla', Vivica Genaux, David Menéndez y Eliana Bayón.
'La flauta mágica', compuesta en Viena en 1791 es, formalmente, un singpiel alemán, género operístico en el que, como en nuestra zarzuela, se intercalan en la música, pasajes hablados. Sin embargo, bajo esta forma popular atractiva para todos los públicos y todas las edades, se esconde una enigmática complejidad de significados relacionados con la ilustración y muy especialmente la masonería y una música que no sólo unifica al más alto nivel, las corrientes musicales del XVIII, sino que anticipa la ópera romántica. En la 'Flauta Mágica' la dirección musical corre a cargo de Paul Godwin uno de los candidatos a la dirección de la OSPA que en esta ocasión dirigirá a Oviedo Filarmonía, y entre los papeles José Luis Sola, Vuyani Mlinde, como Sarastro, Iride Martínez, en el dificil papel de la AReina de la Noche, y Johan Martín - Royo, como Papageno.
'Norma' es una gran ópera para grandes cantantes, en las que el canto y la melodía proyectada tanto hacia las voces como a los instrumentos se erige en protagonista absoluta. Apoteosis del 'bel canto' pero también una elaborada armonía prewagneriana, por ejemplo en el final del segundo acto. Los papeles de Norma, profetisa, madre y amante traicionada o de Adalgisa, exigen voces femeninas de primera magnitud. 'Casta Diva', el arioso 'Teneri figli' evocado por Chopin en uno de sus estudios para piano, la cabaleta para bajo 'Si parlara terrible'o los acentos patrióticos en el coro son algunas páginas inmortales de esta ópera, que será interpretada por la gran soprano americana Sondra Radvanosky, como Norma, Dolora Zajick, en el papel de Adalgisa, Carlo Colombara, como Oroveso, y Aquiles Machado en el papel de Polione.
Estrenada en 1945 'Peter Grimes' expresa la dureza de la vida marinera, de los hombres y mujeres que subsisten gracias al mar. El mar y la aldea pesquera de Suffolk son en el fondo los protagonistas de esta ópera. Como en otras obras de Britten, por ejemplo 'La vuelta de tuerca' hay un tema subyacente, que es la persecución de la inocencia, el individuo enfrentado ante un mundo hostil que acaba aniquilándole. Todo bajo el simbolismo de un mar amenazador, brumoso, reflejado con fuerza y plasticidad en los cuatro interludios orquestales -estos 'Interludios marinos' se escucharon la pasada temporada de la OSPA- que no sólo enlazan las escenas sino que unifican el drama. El tenor australiano Stuart Skelton representará el papel de Peter Grimes, que cuenta con la dirección escénica de David Alden, muy aplaudido en Oviedo por la versión de la ópera barroca de Haendel 'Ariodante' y con Corrado Rovaris al frente de la OSPA.
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