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AIDA COLLADO
Martes, 6 de septiembre 2011, 04:46
La música sufrió ayer un fuerte varapalo. Arkadi Fouter, patriarca de los Virtuosos de Moscú, falleció en Gijón a los 78 años. El violinista era también concertino de la Orquesta Oviedo Filarmonía y se había ganado el reconocimiento y el cariño de los amantes de la música, en general, y de sus compañeros, en particular. No es pues de extrañar que su familia recibiese ayer infinidad de muestras de condolencia. Fouter estaba casado con Frida Poliakina, había perdido a su hijo, Mirón, y disfrutaba del tiempo en compañía de su nieta, Vera, y su bisnieto, Rubén.
Entre los músicos rusos, su nombre ocupará siempre un lugar preeminente. Como siempre recordarán a un hombre campechano, cordial y que, tal vez, pecaba de una excesiva modestia. A Arkadi Fouter nunca le gustó estar en primer plano. Prefería elogiar a los demás que hablar de sus propios méritos. Sin embargo, eso no impidió que los músicos europeos reconociesen en él a un violinista excepcional, de un altísimo y extraordinario nivel musical. En 1998, eso le valió el premio honorífico al Artista del Pueblo de la Federación Rusa, con el que en su país se premia a quienes destacan por su calidad y trascendencia.
Por aquel entonces, Fouter ya vivía en Gijón. En Asturias. Se mudó en 1990, como muchos de sus compañeros de los Virtuosos de Moscú. Y lo hizo para quedarse. Su muerte ha puesto el punto y final a una carrera apasionante y rica en grabaciones, aunque poco conocida en el Principado. Igual que su historia. Arkadi Fouter nació en Moscú, en 1932, en el seno de una familia judía. A los siete años, debido a la guerra, él y su familia fueron evacuados a Kirov, en el interior de Rusia. Allí, empezó sus estudios musicales con Nina Dulova. La decisión de tocar el violín la tomó su madre, a lo que él accedió dócil. Pasado el peligro alemán, en 1943, volvió a Moscú para recibir clases del profesor Bluman. Entró en el Conservatorio a principios de los años 50, donde se enamoró de su esposa, Frida. Arkadi, en una entrevista concedida hace menos de un año a EL COMERCIO, reconocía estar agradecido al sistema educativo musical soviético, que le ofreció la posibilidad de realizar sus estudios de manera gratuita. Luego, fue violinista en la Orquesta Cinematográfica de la URSS y concertino de la Orquesta de la Radio de Moscú Gennadi Rozhdestvensky. Spivakov le llamó, también como concertino, cuando creó, en 1979, los Virtuosos de Moscú. Y como un virtuoso llegó a Asturias. Igual se fue.
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