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MARÍA LASTRA
Domingo, 4 de septiembre 2011, 04:42
Sus logros le han colocado entre los grandes nombres de este género. Una amplia carrera internacional a sus espaldas e importantes trabajos con los grandes William Christie o Marc Minkovski, entre otros, han dado al joven barítono Gabriel Bermúdez el puesto que se merece. Los próximos días 18, 20, 22 y 24 de septiembre se subirá a las tablas del Teatro Campoamor para interpretar a Gabriel Von Eisenstein, el personaje protagonista de 'Die Fledermaus'. El éxito está asegurado cuando hablamos de él.
-En unos días estará en el Campoamor para interpretar 'Die Fledermaus', ¿qué se va a encontrar el público asturiano?
-En primer lugar un género algo distinto a lo que normalmente están acostumbrados a ver, que es la opereta, en la que se intercalan escenas habladas con otras cantadas. Y, sobre todo, se va a divertir. El argumento es inverosímil y mi personaje un caradura que busca divertirse a costa de lo que sea. Se trata de vivir el momento.
-Ya estuvo aquí en el 2007 por su papel de Orestes en la 'Iphigénie en Tauride', con el que fue galardonado con el Premio Lírico Teatro Campoamor. Supongo que guardará grandes recuerdos.
-Muy bonitos recuerdos. Estuve con un papel distinto, tremendamente dramático y la verdad es que guardo un recuerdo muy especial del Campoamor y de Oviedo. Me siento muy querido en este teatro.
-Lleva cantando desde los 17 años, algo que siempre vio en casa porque sus padres también se dedican a esto. ¿De qué manera influenciaron ellos en su pasión por la música?
-Influenciaron sin quererlo. Desde pequeño ha sido lo que vi en casa. Estaba acostumbrado a estar en camerinos y viendo espectáculos. Empecé derecho, pero me di cuenta que este era mi mundo, lo que mejor se me daba y donde más cómodo me sentía.
-Cuando comenzó era impensable imaginar hasta dónde iba a llegar. Ya son muchos años de carrera profesional, pero ¿con qué momento de todos se queda?
-Cuando entré en la Ópera de Zúrich porque fue cuando descubrí como era este mundo al más alto nivel, y lo que marcó además el inicio de mi carrera.
-Lleva varios años vinculado a la Ópera de Zúrich, ¿faltan en España iniciativas que den continuidad a los talentos de la ópera?
-Yo creo que sí. Tienes trabajo unos meses y luego se agota rápidamente. Además, yo creo que por parte de algunos teatros, no es el caso del Campoamor, se debería apoyar mucho más al cantante español. A mí me soprende la gran cantidad de cantantes españoles con los que me encuentro fuera y aquí no.
-Y ¿sigue siendo necesario triunfar fuera para que le reconozcan a uno dentro?
-Puede ser, yo creo que sí. Cada caso es distinto, pero lamentablemente sí se sigue dando hoy en día.
-Y ¿qué es lo que hace falta para que la ópera, normalmente vinculada a determinadas clases sociales, llegue a todo el mundo?
-Lo que hace falta es hacerla bien y ocuparse de tener buenos intérpretes, buenos músicos y puestas en escena que lleguen a todo el mundo. Es cierto que los precios son elevados, pero si la gente va a un concierto de U2 también tiene que pagar. Evidentemente, la ópera no es un espectáculo de masas, sino de un público determinado. Quizás lo que hay que hacer es acostumbrar a la gente desde pequeños, pero sobre todo hacerlo bien.
-¿Dónde reside la belleza de la ópera?
-Muchas veces vemos montajes espectaculares, trajes, luces, que está muy bien, pero yo creo que lo que hace a la ópera especial es cuando de repente hay arte, verdad y algo que decir, no sólo estética. Creo que a veces se gasta demasiada energía y demasiado dinero en cosas espectaculares, pero que se trabaja poco la interpretación desde dentro, que a mi es lo que me interesa.
-Ústed es también un enamorado del lied. ¿Puede elegir?
-Son dos cosas distintas. El lied es un trabajo más íntimo y personal, donde tu criterio y el del pianista es el que prevalece; mientras que en la ópera influyen más personas, pero te permite realizar grandes papeles. Yo creo que se pueden complementar muy bien las dos. De hecho para este trabajo de interización cantar lead ayuda a hacer la ópera de la manera que a mi más me interesa, llegando a la profundidad del personajes.
-Ya para terminar, ¿qué nuevos proyectos hay en mente?
-En cuanto termine esto voy a hacer otra opereta 'La vida alegre', repetiré la 'Iphigénie en Tauride' y quizás lo que más ilusión me hace es el Festival de Salzburgo, donde debutaré el próximo verano.
-Y en España, ¿para cuándo?
-Estaré cantando 'Boheme' en el Teatro del Liceo, y después participaré en el ciclo de lied de la Zarzuela, un recital que me apetece mucho.
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