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La Zaranda dejó en el Palacio Valdés su particular visión sobre la vida. :: MARIETA
Ni vivos ni muertos, en coma
AVILES

Ni vivos ni muertos, en coma

El humor negro de la compañía teatral arrancó la carcajada de un patio de butacas entregado en el Teatro Palacio Valdés La Zaranda encara una parodia a la sociedad actual en 'Nadie lo quiere creer'

DENISE ALDONZA

Domingo, 21 de agosto 2011, 04:40

Podría parecer que Eusebio Calonge meditó sobre un mundo espectral carente de sentido donde los fantasmas se pasean como alma en pena vagando por un escenario sombrío y privado de decorado. Incluso cabe imaginar que la dirección a manos de Paco de la Zaranda no va más allá de la gratuidad de unos personajes grotescos vacíos de significado y banales con la realidad. En cambio, la apuesta de 'Nadie lo quiere creer' por el esperpento valleinclanesco va más allá de la mera deformación y distorsión entre lo irreal y lo real presentando al público del Palacio Valdés una acertada caricatura sobre la sociedad actual.

El argumento bien podría pasar por la típica historia de la señora ricachona que guarda el dinero bajo el colchón y tiene a su alrededor a un elenco de 'gorrones' dispuestos a quitarle hasta las entrañas una vez muerta. Mientras tanto, a 'chupar del bote' y a preparar el responso y el funeral de la 'vieja'. Una extravagante historia que empieza con sus antepasados, los reyes godos, y termina como el reloj sin hora donde piensan enterrarla, ajado por los años y carcomido por los buitres que deambulan y sollozan hipócritamente a los pies de su cama.

'Nadie lo quiere creer' pero es cierto que pasamos por la vida buscando lo que no tenemos, locos por lo que no es nuestro y dispuestos a dejarnos el pellejo en alcanzarlo. Olvidamos la felicidad de la vida y sólo anhelamos lo ajeno. Pero mientras lo conseguimos, ¿estamos vivos o muertos? Esta es la pregunta que lanza la Zaranda evocando a la propia reflexión sobre la existencia.

Una crítica existencialista y tremendamente real que encaja a la perfección con el humor negro de la veterana compañía teatral, en la que Gaspar Campuzano, Francisco Sánchez y Enrique Bustos son los protagonistas de la historia de siempre, cuyo diálogo expresado por la 'vieja' suena así: «¿para qué queréis que me muera, para pelear por mi testamento?».

Una acidez moral que con la música fúnebre de fondo y la excelente caracterización de los actores hace que realmente todos nos planteemos si estamos vivos o muertos, porque a decir verdad y sobre el escenario, los fantasmas de Calonge «parece que es verdad, parece que respiren».

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