

Secciones
Servicios
Destacamos
ANDREA INGUANZO
Sábado, 20 de agosto 2011, 04:38
Daniel Sánchez Velasco es clarinetista, compositor y director. La música corre por la venas de este asturiano que actualmente desarrollo las labores de dirección de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA), que el pasado jueves llegaba a Llanes en su gira de conciertos de verano.
-¿Qué tiene la música para que se haya convertido en una pieza tan importante en tu vida?
-Cuando uno empieza de pequeño a tener una afición no es consciente de que más adelante se puede convertir en una profesión. La música, al ser un arte, es una cosa que te tiene que gustar para poder hacerla bien y disfrutar al mismo tiempo. Es una carrera dura, que no se puede hacer por obligación. Yo siempre fui un apasionado del clarinete, pero también desde muy pequeño desarrollé un afecto especial por la composición. El sentimiento que se experimenta cuando escribes algo y luego escuchas como suena es sensacional. Más tarde me picó el gusanillo de la dirección y aún me sigo formando.
-¿En qué consiste el trabajo de un director de orquesta?
-Pues para empezar es la persona encargada de elegir el repertorio. Una vez elegido, se estudia las partituras y el trabajo consiste en ensayar y preparar a la orquesta para que el repertorio salga como el director lo propone, poniendo los matices en su sitio, buscando el ensamblaje de todos los músicos, y luego sólo queda mostrárselo al público y que les guste.
-En su futuro, ¿se ve del lado de la batuta o sentado con su clarinete entre las filas de los músicos?
-El futuro es impredecible, pero si tuviera que elegir me quedo con el lado de la batuta. Dirigir una orquesta es como tocar un instrumento, pero un instrumento de gran tamaño, en el cual eres el coordinador de toda una gran masa orquestal y, sin olvidar el factor psicológico, debes conseguir que los músicos desarrollen una simpatía hacia tu persona, ser uno más, sin dictaduras, y sólo así comenzar a decidir la versión de la partitura que más te transmiten las notas y comenzar el trabajo con los demás. Puede llegar a ser muy gratificante cuando se consiguen todos estos factores.
-¿Se ve ocupando el puesto de director de la OSPA?
-No, ahora mismo sé que es imposible. Mi carrera como director acaba de comenzar y para ese puesto se busca un perfil con una amplia experiencia. Pero no puedo decir que no me gustaría ocupar este papel.
-A la hora de componer ¿cómo se define, tradicional o innovador?
-Mi estilo compositivo es más tradicional que innovador. Se trata de un estilo que no deja de lado la tonalidad, entonces trabajo a contracorriente de lo que se suele hacer hoy en día. Sin querer entrar en polémicas con el estilo actual, no comparto mucho los criterios que se siguen a la hora de componer, no me gusta que la música suene a un caos constante. Me gusta expresar sentimientos que sean diferentes, nostalgia, tristeza, alegría... y para eso me ayudo de la tonalidad, ya que creo que el oído humano esta diseñado para aceptar y entender el contenido tonal de la música. Para mi propia desgracia me separo un poco de la temática contemporánea, pero cuando una decide tomar un camino con convencimiento no hay lugar para el sacrificio de unos principio sólo por obtener el éxito.
-Durante estos conciertos de verano con la OSPA, ¿se interpreta alguna de sus piezas?
-Sí, hacemos una pieza a modo de bis, de propina, cuando el público aplaude. Es una pieza que escribí precisamente para tocar como propina y está basada en dos canciones típicas asturianas en las cuales hago bastantes variaciones y resultan casi irreconocibles para el público. La pieza se llama Preludio nº 1 y también contiene ideas de otros compositores, como de Wagner en este caso. Estoy muy contento con el resultado.
-Esta gira de verano les lleva a recorrer Asturias y una de las paradas casi siempre es Llanes, ¿tiene algo que ver con el escenario que aquí encuentran vuestras obras?
-Obviamente no depende solamente de la OSPA la organización de estos conciertos, pero hay que reconocer que la basílica de Llanes cuenta con una acústica privilegiada para este tipo de recitales.
-Además de pieza compuesta por usted, ¿qué repertorio ha escogido para estos conciertos veraniegos?
-Traemos tres piezas: la Obertura Egmont de Beethoven, la Tercera Sinfonía de Schubert y la obra de Tchaikovsky 'Romeo y Julieta'. Es un repertorio fresco y dinámico, que en mi opinión se refleja bastante en la sociedad actual. Por ejemplo, la obra de Beethoven habla de la opresión del pueblo por el poder y de su rebelión hasta conseguir la libertad, yo suelo compararlo con el movimiento del 15-M, salvando las distancias. Además tuvimos que ajustarnos a un repertorio libre de derechos de autor, aquí también afecta la crisis económica. Son obras que hasta el momento se han llevado el aplauso del público.
-Coincide con su recital la celebración del XXIV Curso Internacional de Música de la villa, ¿cómo valora este tipo de iniciativas?
-Muy positivamente. Yo también fui alumno y sé que es muy importante para tu carrera la figura de tu profesor, pero por muy bueno que sea es muy conveniente buscar cursos como este, actividades de verano que te ayuden a obtener la visión de otra persona y añadir ese nuevo conocimiento a tu formación.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Descubre la fruta con melatonina que te ayudará a dormir mejor
El Diario Vasco
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.