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Establecimiento hostelero donde falleció por atragantamiento una mujer mientras desayunaba. :: PURIFICACIÓN CITOULA
Muere atragantada con un bizcocho en un bar de la avenida de Schulz
GIJÓN

Muere atragantada con un bizcocho en un bar de la avenida de Schulz

Teresa Valvidares Abad, usuaria de la Residencia Mixta de Pumarín de 59 años, se asfixió cuando desayunaba

OLAYA SUÁREZ

Viernes, 12 de agosto 2011, 10:36

Una mujer de 59 años, María Teresa Valvidares Abad, murió ayer atragantada mientras desayunaba en un bar de la avenida de Schulz. La víctima estaba tomando un café y un trozo de bizcocho cuando sufrió una obstrucción de la laringe. Ni los propietarios del establecimiento ni los dos clientes que se encontraban allí en ese momento se percataron de lo ocurrido.

«Cuando nos fijamos en ella, estaba con la cabeza agachada y los brazos colgando; al principio llegamos a pensar que se había quedado dormida, pero ya nos dimos cuenta de que algo le había pasado y llamamos rápidamente a la Policía», recuerda la dueña del bar Nuevo Tineo, Gloria Morodo. «Ni hizo ruido de empapizarse ni se puso morada ni nada de nada. Se quedó como un pajarín sentada en la silla», añade.

Los servicios sanitarios de emergencia se personaron en el bar y durante más de una hora trataron en vano de reanimarla. No fue posible. María Teresa Valvidares Abad falleció por asfixia.

Los hechos ocurrieron pasadas las ocho de la mañana. Agentes del Cuerpo Nacional de Policía y los efectivos del Servicio de Atención Médica Urgente (SAMU) permanecieron en el bar, ubicado en la esquina de la avenida de Schulz con la calle de Pedro Pablo, durante más de dos horas, tomando declaración a los gerentes del negocio y tratando de localizar a los familiares de la víctima.

La mujer vivía desde hacía años en la Residencia Mixta de Pumarín y era clienta habitual del Nuevo Tineo. Acudía todos los días a primera hora y por la tarde a tomar un café. Estaba enferma y los propietarios del bar siempre la invitaban. «No tenía muchos recursos y como le prestaba tomar un cafetín se lo poníamos sin cobrarle nada, con un trozo de bizcocho o un pincho», comentaba Gloria Morodo, aún conmocionada por lo ocurrido y lamentado «no poder haber hecho nada para que la pobre no tuviese ese final».

La fallecida era muy conocida en El Llano, donde vivió durante años antes de trasladarse al geriátrico. Presentaba un estado de salud deteriorado y, según sus allegados, sufría una enfermedad de tipo psiquiátrico que le había condicionado toda su vida.

Limosna para tabaco

Quienes fueron sus vecinos la recordaban pidiendo limosna por la calle para comprar tabaco o tomar un café. «Siempre andaba por aquí y se veía que no estaba bien. La gente normalmente la ayudaba porque daba pena el estado en el que se encontraba», comentó un vecino de la calle de Pedro Pablo.

El tanatorio de Cabueñes acogerá hoy, a la una de la tarde, un acto de celebración de la palabra para despedir a la finada. Su hermana, su cuñado y su sobrina recibieron ayer las condolencias de sus allegados y amigos. En la esquela de María Teresa reza la frase: «Que al fin la paz sea contigo».

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