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A. SUÁREZ
Sábado, 23 de julio 2011, 20:51
La primera cita con contenido económico del nuevo presidente del Principado, Francisco Álvarez-Cascos, estuvo cargada de simbolismo. El jefe del Ejecutivo recibió en la sede de la Presidencia, en Oviedo, a los representantes de los sindicatos CSI y Comisiones Obreras en la extinta Naval Gijón y a los comités de empresa de Alas Aluminium y Venturo XXI, factorías ambas sumidas en una gravísima crisis económica y al borde de la desaparición. De las reuniones, que se prolongaron durante toda la mañana, salió un mensaje de prudencia y cautela por parte del Gobierno, pero también de esfuerzo e interés. El consejero de Economía y Empleo, José Manuel Rivero, expresó un «apoyo» firme a la continuidad del sector naval y se comprometió a intentar buscar inversores que traten de reflotar las dos empresas de la cuenca.
El Gobierno quiere «mantener y apoyar» la actividad naval en Gijón y en Asturias, sostuvo Rivero, recalcando el compromiso expresado en esos términos por Cascos en el debate de investidura en la Junta General. Quizá por ello los primeros en pasar por el despacho de Cascos fueron los representantes de CSI en Naval Gijón, con Juan Manuel Martínez Morala y Cándido González Carnero a la cabeza, a quienes el presidente prometió, según dijeron a la salida, hacer suyo el compromiso del Ejecutivo saliente de intentar recolocar al excedente de 39 trabajadores que dejó la factoría gijonesa a su cierre.
Tanto Morala como Carnero incidieron en la necesidad de que el sector naval «no desaparezca de la bahía de Gijón» y cargaron contra la anterior corporación y contra la ex alcaldesa, Paz Fernández Felgueroso, a la que criticaron por no «hacer nada» en este ámbito. Un mensaje similar trasladó Maximino García, secretario de la federación de Industria de Comisiones Obreras, que urgió al Ejecutivo a situar la construcción naval como «prioridad» y a intentar «por todos los medios» la recolocación de esos 39 trabajadores de Naval Gijón, dando así un impulso a la actividad.
En cuanto a Alas y Venturo XXI, la intención del Ejecutivo era conocer «de primera mano» la situación de ambas empresas. La primera, que llegó a tener 270 trabajadores, sólo cuenta ahora con 80, dedicados únicamente a labores de mantenimiento, y está inmersa en un concurso de acreedores. La segunda, que contaba con 73 empleados, únicamente tiene uno en activo, en tareas de seguridad, y está en fase de liquidación.
Rivero señaló que es «pronto» para decir si ambas empresas pueden tener viabilidad y agregó que el primer paso es analizar su situación, «tomar conciencia de lo que hay» y, a partir de ahí, actuar. El objetivo final sería conseguir inversores solventes que quisieran reflotar su actividad, si bien el consejero apeló a la cautela para «no crear falsas expectativas».
Lealtad institucional
Como próximo paso a seguir, el titular de Economía aludió a una reunión con el ex consejero de Industria, Graciano Torre, para conocer los pasos dados en relación con estas empresas -en algunos casos se habló con potenciales inversores que no cuajaron- y contar con toda la información posible. Rivero indicó que, a la vista de la «lealtad institucional» comprometida por Torre durante el traspaso de poderes, «no habrá ningún problema» para concertar ese encuentro.
Los comités de empresa de ambas factorías recibieron con ilusión tanto la reunión en sí como los resultados que se puedan derivar de la misma. «Algunos inversores se interesaron por nuestra situación pero la cosa no llegó a cuajar», explicó José López, portavoz de los trabajadores de Alas Aluminium, «así que ahora habrá que partir de cero porque no vemos que haya más interesados». López agradeció a Cascos la «prontitud» en citarles para conocer su situación.
En cuanto a los trabajadores de Venturo XXI, se mostraron esperanzados con la posibilidad de «encontrar una solución, una salida que permita relanzar» su actividad. Su portavoz, Miguel Fernández, agradeció el «interés» del nuevo Gobierno por su problema y ofreció «colaboración» para recuperar los puestos de trabajo perdidos.
Se da la circunstancia de que tanto Alas como Venturo XXI están participadas en un 49% por capital público y que ambas han recibido fondos públicos para impulsar su actividad. El consejero de Economía anunció un control «exhaustivo y riguroso» de las empresas que cumplen ambos principios para evitar que este tipo de problemas se repitan. «Es el dinero de todos los asturianos y hay que tener un especial cuidado», matizó Rivero.
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