En la piel de los políticos

Hace casi medio siglo Fraga inauguró, aunque por otros motivos, una saga fotográfica con millones de seguidores que, con el cambio de siglo y de hábitos, no ha hecho sino sumar incontables adeptos. Raro es el verano que no presenciamos la imagen de un político en bañador, consentida o robada. Aquella de don Manuel bañándose en 1966 en Palomares, para demostrar que las aguas no estaban contaminadas por la radiación de las bombas norteamericanas, sigue estando en la memoria colectiva. ¿A alguien se le hubiera ocurrido describir el aspecto físico de un cuerpo que sujetaba una cabeza de estadista? ¿Algún mínimo comentario sobre aquella oronda cintura del régimen dictatorial? Impensable. Era ministro de Información y Turismo, se vetaba la libertad de expresión y no existían las redes sociales. Los dirigentes políticos ahora no tienen esa suerte o, según como se mire, la han mejorado debido a que se comportan como ciudadanos de a pie y van a la playa con su bañador. ¿Cómo si no, vestidos de arriba a abajo para no enseñar su piel?

Sin embargo, a Leire Pajín esas redes sociales la han hecho polvo. Cazada este fin de semana en biquini, las fotos se pasean por todos los rincones de la banda ancha y ayer fue el asunto más comentado en Twitter (hasta alcanzó la categoría de 'trending topic').

¿Pueden o no pueden bañarse nuestros representantes públicos? Nadie lo duda, pero algunos expertos en protocolo y comunicación difieren en cómo han de hacerlo, en las prendas que deben llevar y en la imagen que ofrecen con esa semidesnudez que exigen los rigores del calor y la húmeda bondad de las olas.

A Pajín se le critica su 'gordura', ponen en tela de juicio que sea la figura más idónea para materializar la campaña contra la obesidad infantil y se dice que su biquini es 'horrible'. «La relación entre su gordura y la campaña antiobesidad está cogida con pinzas. Luce un poco de tripita, pero yo creo que la mala elección ha sido el modelo de biquini, que le hacía los pechos caídos y no le favorecía. Aunque no es de extrañar, tampoco va bien vestida como ministra», argumenta la periodista y directora de politicaymoda.com, Patricia Centeno. Está convencida de que los gobernantes deben cuidarse y dar ejemplo: «No estar obesos, que les puede dar un infarto, y no fumar -Carla Bruni fuma, pero no lo hace en público desde que es primera dama-». Les pide que sean conscientes de que esa imagen va a ser difundida, «porque no dejan de ser cargos públicos por el hecho de que estén en una playa».

La experta Oria García Ordás, profesora de Protocolo Social de la Escuela Internacional de Protocolo, se muestra más comprensiva. «Pajín estaba de vacaciones, no tiene un cuerpo 10 como Penélope Cruz (como esa solo hay tres contadas) y su talla y peso está en la media de los de las mujeres españolas. No veo nada raro en que se bañe con el biquini que le dé la gana, pero sí critico a la prensa por publicar esas fotos. ¿Biquini feo? Para colores, las flores. Otra cosa es que hubiera tomado el sol en tanga o en' top-less'». Oria García no duda de que si la ministra hubiera lucido una pamela y un modelito Versace o Dior, también la hubieran puesto a caldo. «El verano tiene esto, buscan la foto diferente porque eso vende mucho y con la guerra que hay entre los partidos y los medios de comunicación que apoyan a esos partidos... tenemos lo que tenemos».

La opinión más dura y contundente la expresa el asesor de comunicación Antoni Gutiérrez-Rubí, para quien los comentarios sobre la ministra de Sanidad «denotan un trasfondo machista y vergonzante». El verano, dice, promueve 'serpientes de verano' pero, a su juicio, todo tiene un límite. «Pajín ha sido objeto de difamación desde hace mucho tiempo. Recordemos lo que dijo el alcalde de Valladolid sobre ella, a la que llamó 'morritos' y en lugar de rectificar habla de que parece que está 'sacada de unos dibujos animados'. Hay una campaña orquestada. Y creo que hay que defender el derecho de que cada uno se vista como quiera. Además, algunos usan esas fotografías en bañador con la familia para acercarse a los ciudadanos».

En una playa reservada

Todos ellos coinciden en que el verano trae un tratamiento distinto de la información, en que los medios desvían las miradas «para traernos algo refrescante» y que nos divirtamos todos, en palabras de Patricia Centeno. Y, sobre todo, en que han de dar ejemplo. La vida política no favorece la vida saludable. Ritmo frenético, muchas horas de mesa, constantes viajes, comidas fuera de casa, tensiones y estrés no les facilitan una forma de vivir sana y sosegada. Gutiérrez-Rubí les aconseja técnicas de relajación, buena alimentación y deporte. «Es bueno para ellos y, sobre todo, por el ejemplo que dan a los demás».

Así que el verano ya está calentito y en las redes sociales están que arden. A ello contribuyen los 60 millones de teléfonos móviles que funcionan en España, un tercio de ellos con cámara incorporada, los 20 millones de españoles agregados a Facebook y la costumbre, muy castiza ya, de colgar fotos en esas redes. Twitter escupe al día 200 millones de 'tuit'. De ellos, el 2% van acompañados de imágenes.

Las fotos de cargos en bañador se reproducen al infinito. Y no hay que objetar sobre que luzcan palmito, como Aznar lo hizo en su día, o María Dolores de Cospedal, Magdalena Álvarez, Celia Villalobos, José Luis Rodríguez Zapatero, Felipe González o María Teresa Fernández de la Vega. Palmito, o lo que tengan, que nadie es perfecto. Otra cosa muy distinta es que pasen sus vacaciones en zonas reservadas a solo unos pocos. Eso ha sucedido, al parecer, con Pajín, que ha descansado en unas instalaciones reservadas a los funcionarios del Ministerio de Sanidad en la isla de Llatzeret (Lazareto) en Menorca, aunque las haya pagado de su bolsillo. Esquerra Baleares ya ha pedido explicaciones en el Congreso.