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Domingo, 3 de julio 2011, 12:31
Tenía cinco años cuando su tío Ernesto Baldajos la subió al escenario de uno de sus festivales benéficos. Se enfrentó así por primera vez al público y cobró su primer caché. «Me compraron una muñeca», rememora Susana Solís, conocida y admirada por miles de niños de Asturias por su gran creación: 'El Show de Susana'. Es toda una estrella infantil encumbrada «por el boca a boca», que llena en todas sus actuaciones sin haber contado con un apoyo previo televisivo o discográfico.
Pero todo el pundonor mostrado por la avilesina Susana Solís a lo largo de su carrera tiene una explicación: ella es una estrella sobre el escenario, por vocación.
«En nuestra familia siempre hubo mucha vinculación con la música: no sólo mi tío Ernesto, sino también mi padre, mi hermana, mi prima...», recuerda. Ese ambiente hizo en ella crecer su vocación pese a que su familia insistiera, eso sí, en que estudiara una carrera, por si acaso. «Me gustaba psicología, pero eran cinco años, y me parecía demasiado tiempo porque yo lo que quería era dedicarme a la música. Luego me aconsejaron Trabajo Social, que eran tres años, me gustó y fue lo que estudié». Eso sí, como hiciera desde niña, compaginaba sus estudios con la música.
«A los once años compuse mi primera canción: 'Entre la espada y la pared', era una balada muy romántica, muy tremenda, muy de adolescente», explica. Aquella canción y otras le dieron las primeras cotas de popularidad en el colegio Santo Ángel. «Las cantaba en los festivales de alumnos, ¡y luego las acababan cantando los compañeros!».
Aquella jovencita aplicada acabó su carrera, que cursó al tiempo que se formaba en canto y solfeo, y se dispuso a empezar su carrera artística en serio. «Grabé un disco en solitario, un 'single', titulado 'Vaya movida'», y pronto se vio en una nueva 'universidad'. «Empecé a trabajar en el espectáculo de Rosa María Lobo, con la que aprendí muchísimo». «En su local, Escala Principado, estuvimos durante un año actuando todos los días», recuerda de un espectáculo en el que conoció a quien luego sería su pareja, el cantautor Walter Suárez.
Susana se fue haciendo un hueco en el espectáculo de Rosa María Lobo hasta acabar cantando alguna canción sola.
Aquella etapa 'de formación' acaba con la creación, junto a Walter Suárez, del dúo Acuarela, con el que cosecharían cierto éxito con su repertorio de música ligera y canción asturiana. «Entonces estaba de moda que los matrimonios pasaran la tarde del sábado en un local en el que tomar una buena copa, bien servida, con música en directo...». No les faltó trabajo, ni en Asturias ni en Galicia.
En Cantabria, fueron llamados a trabajar en un hotel de Laredo. Tenían que ofrecer dos pases diarios: a las ocho y media y a las doce de la noche. «El caso es que para el primero estaba aquello lleno de niños, y se me ocurrió hacer algo para ellos. Les canté 'a capella' algunas de las canciones que compuse años atrás para el grupo de 'scouts' de Avilés... Les encantó, así que para el día siguiente preparé con Walter algo más trabajado para los niños».
Allí empezó todo. En el viaje de vuelta surge la idea de lo que hoy es El Show de Susana: las coreografías, el vestuario, los personajes... todo empezó a tomar forma en su cabeza, en el coche, de regreso de Laredo.
Desde entonces, su apuesta, y la de Walter, arreglista de sus más de ochenta canciones, ha sido el espectáculo infantil que la ha convertido en toda una referencia para los niños asturianos. «Empezamos en el suelo en el Campo San Francisco, en Oviedo. Al año siguiente nos pusieron una tarima, y luego un escenario, y al siguiente una carpa. Todo ha sido por el boca a boca entre los padres», cuenta. Y por unos niños que se quedan maravillados con su espectáculo didáctico.
De aquello, pasó a llenar dos veces en un solo día las dos mil butacas del auditorio Príncipe Felipe de Oviedo. Iba a actuar dentro de una campaña benéfica de la fundación Ronald MacDonald, pero por un error técnico la venta superó ampliamente el aforo. «Decidimos hacer dos pases, casi seguidos, con media hora de descanso... y estaba todo lleno».
Ahora sigue adelante con un espectáculo en el que intervienen una quincena de personas y que, por ahora, la colma como artista. «Me siento más que pagada sabiendo que puedo ser un buen recuerdo de infancia para muchos niños, como para mí los payasos de la tele». «El día que no me ilusione esto, lo dejo», añade quien espera la presentación, tras el verano, de su próximo disco. Y espera con ello llenar de niños el Niemeyer. «Me encantaría presentarlo allí».
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