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AIDA COLLADO
Lunes, 20 de junio 2011, 12:51
Tras una gran pancarta de mensaje sencillo, «Nuestros sueños no caben en tres puntos», unas 10.000 personas procedentes de toda Asturias desfilaron por las calles de Gijón. Había miembros -que no representantes, «porque aquí nadie representa a nadie», quede claro- de los grupos estables que el Movimiento 15M tiene en Oviedo, Avilés, Langreo, Mieres, Siero y, por supuesto, de los acampados de Gijón. Pero a ellos se unieron otros muchos asturianos, después de que la convocatoria prendiese como la pólvora en las redes sociales, para protestar con un manifiesto «más o menos» consensuado en contra del Pacto de Euro.
Durante el recorrido, ni el sol de justicia, ni los 27 grados, ni la falta de espacio consiguieron acallar los cánticos entonados contra la crisis, la clase política, los banqueros y los sindicatos. Algunos de estos, a pesar del chorreo, repartieron sus panfletos de propaganda mientras los 'indignados', megáfono en mano, les acusaban de «intentar sacar tajada».
La primera parada en el camino se produjo en la plaza del Carmen, donde los manifestantes se sentaron durante unos minutos sin dar, eso sí, tregua a sus gargantas. Al llegar a la plaza del Marqués, el estrecho arco que da acceso a la plaza Mayor parecía prometer disgustos. No fue así. Los asistentes entraron ordenadamente a la plaza, que seguía llenándose pasadas las 19.30 horas.
Allí, los más optimistas se subían al escenario para anunciar un éxito de convocatoria, que llegaron a fijar en «35.000 indignados». No obstante, los cálculos de la Policía Nacional, a pie de calle, andaban por los 10.000. Cuando el Ayuntamiento estuvo rodeado de peces de cartón y algunos carteles exigían un «Madreñazu al sistema», se leyó el manifiesto.
«Volvemos a salir a la calle contra el Pacto del Euro», anunciaron. Tras una declaración de intenciones -«vamos a plantarle cara a la situación»- y alguna que otra queja, «llevamos desde 2007 con una crisis que no hemos producido», volvieron a hacer alusión a los «miles de millones de euros que se han dado a los bancos de las arcas públicas, mientras cinco millones de personas están condenadas al desempleo». Protestaron por el desvío de la subida salarial con respecto a los precios, «por un despido prácticamente libre», por la subida de la edad de jubilación, la negociación colectiva y «el ataque» al sistema público de pensiones. «El sistema necesita más y más, después del chantaje a Grecia, Irlanda y Portugal», advirtieron.
Las reivindicaciones
Llegó entonces el momento de lanzar sus propuestas. Que, a esas alturas, coincidió con el de insistir en algunas exigencias. Así, solicitaron la defensa de «un sector público de calidad», el cese de las privatizaciones, el derecho constitucional al trabajo, la jornada de 35 horas y un salario «en condiciones dignas». Se dirigieron directamente a los políticos, para que «no sean parásitos y títeres de la banca». Pidieron, incluso, «un control democrático de los medios de comunicación, por el fin de los monopolios de la información», justo antes de «responsabilizar a los bancos de la crisis» y «avisar de que la deuda pública no es nuestra».
Llamaron a los asistentes a seguir «organizando la indignación, a través del Movimiento 15M» y advirtieron: «Somos el motor del sistema, sin nosotros no son nada». Tras el manifiesto consensuado por las asambleas locales, una a una, subieron al escenario para dar voz a las distintas ciudades. En general, coincidieron en fondo y forma, en su lucha contra el Pacto del Euro y los «ocho compromisos adquiridos por España, entre los que se esconden medidas de sacrificio por parte de la ciudadanía». Casi todos. Porque uno de los acampados de Mieres hizo durante su discurso alusión al PCPE, lo que obligó a la organización a recordar que «no tomamos parte por ningún partido político».
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