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JOSÉ MARÍA URBANO
Domingo, 19 de junio 2011, 04:35
Gijón o San Sebastián son dos ejemplos de lo que significa un club de fútbol para la economía de una ciudad. Y son dos ejemplos de cómo los gestores de esas ciudades, incluso los de sus autonomías, han entendido la importancia de prestar las ayudas necesarias para que en un momento determinado esos clubs no hayan desaparecido o finalmente hayan podido conseguir el objetivo del ascenso a Primera división. Sporting y Real Sociedad son, hoy, dos realidades deportivas y económicas en sus respectivas ciudades.
El Ayuntamiento de Avilés ha hecho hasta ahora todo lo contrario con el Real Avilés. No sólo le ha negado cualquier ayuda, sino que le ha puesto todas las trabas posibles para encontrar cualquier solución a sus incuestionables problemas económicos. La disculpa siempre ha sido la misma: el club avilesino es una sociedad anónima. Sólo cuando la opinión pública -incluido este periódico- ha reclamado una atención a la entidad deportiva más representativa de la ciudad se han hecho amagos que han quedado en nada, o simplemente se ha zanjado con un «no toca», frase a la que tanta propensión tiene el concejal Román Antonio Álvarez. Ahora, con un proyecto nuevo, que está despertando una gran ilusión, el Ayuntamiento no puede dar la espalda a una actividad que apoyan cientos de personas y que sólo puede generar beneficios a la ciudad.
Y lo mismo se puede decir con el Festival Intercéltico, una creación del grupo Esbardu, que ha cobrado relieve internacional, que es fiesta de interés turístico regional y que, bajo la disculpa de una opacidad en las cuentas de las subvenciones concedidas -algo que nunca se ha demostrado y que en todo caso los técnicos municipales solventarían en una mañana-, y una supuesta inhabilitación de la SGAE que se demostró que era falsa, la concejalía de Cultura ha intentado dinamitar desde hace dos años, con actitudes que rozaron el ridículo y con la creación de un festival paralelo, el Beltaine, que no ha logrado ni por asomo el éxito del Intercéltico y que en su primera edición costó nada menos que 360.000 euros.
En Gijón ya anuncian la intención de crear un Intercéltico. Veremos si esta Corporación permite que en Avilés continúe una situación esperpéntica, producto de fijaciones y caprichos que no se sostienen.
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