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CHELO TUYA
Viernes, 10 de junio 2011, 05:41
«Para el consejero de Educación, nuestros hijos no existen». Carmen Rubiera, presidenta de la Asociación de Padres de Alumnos de Altas Capacidades (Apadac), tiene claro que el actual consejero en funciones de Educación y Ciencia, Herminio Sastre, «no tiene ningún interés en los alumnos con alta capacidad, porque no ha querido reunirse con nosotros desde que fue nombrado. Lo hemos solicitado en varias ocasiones y lo que hemos recibido es la callada por respuesta».
Ese silencio se ha traducido en que los 200 menores asturianos que tienen certificado un coeficiente intelectual de 120 -mínimo para ser considerado de alta capacidad- o de 130 -mínimo para alcanzar el grado de superdotado- «no cuentan con apoyos dentro de las aulas y todas las actividades extraescolares que necesitan son las que los padres, con mucho esfuerzo, les ofrecemos».
Porque Carmen Rubiera, presidenta de Apadac desde enero, tiene claro que «existe un convencimiento en la Administración regional de que estos hijos pertenecen a familias acaudaladas o con buena posición económica y no es así. A los padres les cuesta mucho esfuerzo ofrecerles a sus hijos lo que necesitan, porque el actual sistema educativo les condena a vegetar en las aulas».
80% de fracaso escolar
Y es que un cerebro mejor dotado no es sinónimo de que el alumno «obtenga calificaciones brillantes». En la realidad ocurre lo contrario, «ya que el fracaso escolar entre estos estudiantes ronda el 80%. Muchos se estrellan en Secundaria».
El problema estriba en que su capacidad de concentración desaparece «cuando tienen que repetir una y otra vez algo que ellos ya han captado a la primera. A partir de ahí, se evaden y por eso, en muchas ocasiones, están como ausentes en clase o, también hay casos, son más problemáticos».
Para sacar el máximo rendimiento de esas mentes privilegiadas es necesario «mayor implicación del sistema educativo, del que ahora tenemos total falta de apoyo». La presidenta de Apadac no hace extensiva su crítica a los profesores «porque son muchos los que vienen a la asociación a formarse, a pedirnos consejo y a colaborar con nosotros».
De hecho los dardos se dirigen, exclusivamente, «a la Administración», sobre todo a la actual, «porque el anterior consejero, José Luis Iglesias Riopedre, fue el único que nos hizo caso y el que puso en marcha mecanismos para que nuestros hijos tuvieran la atención que necesitan». Todo «está paralizado».
Vetado el acceso a becas
Hasta el punto de que Educación «no colabora en nada para, ya que no lo hacen ellos, nosotros sí». Porque Apadac no es una asociación de padres y madres al uso, sino que es una entidad que ofrece apoyo psicológico, análisis del coeficiente intelectual y, sobre todo, «tareas extraescolares, las que motivan a nuestros hijos». Para ellas, «no tenemos subvención», incluso les ha sido vetado el acceso a becas para alumnos sobresalientes «ya que desde la Consejería se nos niega esa posibilidad».
Los únicos apoyos directos y sin condiciones vienen «por los ayuntamientos y por la Universidad de Oviedo». Entre los consistorios destaca el de Gijón, «ya que siempre pone a nuestra disposición el centro municipal Gijón-Sur, que se ha convertido en nuestra sede de actividades». A él acuden padres y madres de otras provincias, «porque ofrecemos ayuda también a alumnos de Cantabria y León».
En cuanto a la Universidad de Oviedo, para Carmen Rubiera la institución es «el auténtico respaldo a estos alumnos que deberían estar mucho más apoyados. Pero la foto con estos niños no interesa. Y no sé el motivo».
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