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PPLL
Domingo, 5 de junio 2011, 04:47
Pelotón. En jerga militar: «Unidad compuesta por tres escuadras de cuatro a ocho soldados cada una. Tres pelotones forman una sección, y tres de éstas, una compañía. Tres compañías, un batallón, y tres de éstos un.» En jerga popular: «Pelota gorda». La consulta al diccionario siempre es de lo más edificante.
Estupendo, ya tengo mi primer batallón. Ahora, a ver si consigo formar.
-Con su permiso, comisario.
Vaya, es Matías. Espero que no sea nada importante. Se ha quedado congelado en el quicio de la puerta contemplado la formación de pajaritas de papel.
-Pase, inspector.
-¿Cómo tiene la mesa llena de pajari.? -pregunta extrañado-. ¿Tanto le aburre su trabajo?
-Al contrario, Matías. Me divierto de lo lindo.
-No le entiendo, comi.
-Es por este libro que me regaló el jefe.
Los ojos de Matías se clavan en la portada: 'Últimos avances científicos en la investigación criminal'.
-«Léalo e ilústrese, Gorgonio», me dijo al entregármelo. Y me estoy ilustrando sobre la importancia de la mosca cojonera en la captura de asesinos.
-Parece interesante. ¿Lleva mucho leído?
Alzo la pajarita que ejerce de comandante de batallón y leo el número impreso en una de sus patitas.
-Ya voy por la página 598.
-Pero, ¿es que arranca cada hoja a medida que las lee?
-Qué va, Matías. Nada de eso. Las arranco antes.
-Pero.
-No se extrañe, inspector. Es que leer algo de Pepote es superior a mis fuerzas.
Dirige su mirada al nombre del autor. «Pedro Pote, jefe de la Policía Científica de España. El Grissom español».
-¿No le cae bien, comisario?
-Al contrario. A cualquiera le caería de maravilla. Observe-. Y arrojo lo que queda del libro al suelo.
La puerta del despacho se abre de repente y el rostro desencajado del jefe de la Brigada de Seguridad Ciudadana aparece en su plenitud.
-Comisario, comisario, han asesinado al subsecretario de Esta.
¡Me cagüen la madre que me parió! Si en vez de a mí, hubiese parido una vaca, la buena mujer habría ganado tres mil euros y una entrevista en cualquier 'reality show'. Así sólo ganó disgustos. Pero ¿quién cojones me mandaría hacer caso a Matías?
«La casa del subsecretario de Estado está en la otra manzana», dijo. «Si vamos corriendo llegaremos antes que si solicitamos un coche oficial». Y aquí estamos, desbocados por las calles. Él corre como un toro de Miura; yo, con mis cuatro pelos negros desparramados y los sobacos empapando la camisa, como un jabalí bien gordo.
«Está en la otra manzana». ¡Me cagüen la mar, a mí me parece una frutería entera! No estoy para carreritas. ¿Para qué carajo corremos, si ya está muerto? Espero que no sea un nuevo método de liturgia en los funerales: el trote hacia el cadáver.
-Ya hemos llegado -dice Matías, dando un brinco para situarse sobre los cinco escalones que franquean la puerta del edificio.
Habrás llegado tú, so mamón. Yo no puedo con el alma. ¡Mierda! ¡La taquicardia! Necesito descansar. El pecho me explota. Pero ¿qué mierda hago corriendo con el cigarro en la boca?
-Comisario, ¿se encuentra mal?
-No, Matías. Estoy cojonudo... Una carrerita que me coloque. el hígado en la boca. es lo que me recomendó el médico. para todas las mañanas. Y... en ayunas, así no expulso el café con leche.
-Siéntese en un escalón y tome aire.
-¿Sentarme? Me voy a tumbar.
Ya lo dije yo: ¿para qué correr si luego hay que detenerse a descansar? Buf, aire, aire.
¡Coño! Pero si ahí llega el ínclito Pepote con su equipo. «El Grissom español», sí, con montera y galochas. Y los que le siguen parecen de la cuadrilla del matador. Claro, han asesinado al 'sub' y le envían a él como gran pope de la investigación criminal.
-Hola, Gorgonio -me saluda-. Estás más pálido que una lápida.
Y tú más colorado que un cangrejo, so memo. ¿Será por las cosechas de rioja que llevas adelantadas?
-Estoy bien, sigo en forma -respondo. No explico en qué forma.
-Luego te veo. La escena del crimen no puede esperar -me dice, pedante.
-Lo entiendo. Yo me quedo un ratito aquí, ya que el muerto sí que puede.
Y se adentra con su montera, sus galochas y su cuadrilla, todos ellos con trajes de corte, maletines y gafas de espejo. Joder, parecen personajes de 'The men in black'.
-Matías, suba con ellos -le ordeno-. Ya sabe lo que hay que hacer. Dentro de un rato, buf, cuando me recupere, les acompaño.
Continúa el próximo domingo
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