Vaya papeleta

El nuevo Gobierno que salió tras el 22-M tendrá que bregar mucho con la sanidad. Es un hecho que no sólo sufre un recorte presupuestario, sino que también las listas de espera crecen. Quizá, no hay que ser adivino, consecuencia lógica lo uno de lo otro. Por los datos que tenemos en cuanto a demoras, estamos peor que hace un año. El número de pacientes de Cabueñes, sin ir más lejos, ha aumentado un 17% y, a su vez, el tiempo medio es 11 días mayor. Jove, incluso, lo tiene más chungo porque está en casi dos meses y medio. Conclusión: uno puede esperar para que le implanten una prótesis de cadera hasta 87 días. Pues bien, digo que el nuevo Gobierno que venga tendrá que deshacer este entuerto. Algo así como el cubo de Rubik, pero en versión sanitaria. Las listas de espera crecen y los recursos menguan. La sanidad se demanda cada vez más en este envejecido paraíso natural, y sus gastos son difíciles de cuadrar en tiempos de crisis. Por otra parte, parece que las nuevas áreas clínicas de Cabueñes empiezan a funcionar.

Hemodiálisis ya se estrenó y los enfermos renales tienen a su disposición modernas instalaciones. Eso sí, con algo de retraso puesto que su apertura estaba en principio prevista para el mes de abril. No obstante, la tan deseada unidad del corazón es la que más guerra y retrasos acumula. De hecho, aunque poco a poco se fue aclarando sus condiciones de uso, parece que estará abierta las 24 horas y con 19 profesionales, el plazo se echa encima. En junio, tal y como se había concebido, debería de estar la sala de hemodinámica funcionando. Recordemos que las patologías cardiacas tienen un periodo medio de espera de 74 días. Hasta existe una persona -sufridor sanitario, lo llamaría yo- que lleva esperando la friolera de 175. En fin...