El techo de cristal

El sector público en nuestra ciudad es potente por decisión de la ciudadanía que apostó por este modelo, por eso es lógico que sea ejemplarizante en traspasar el techo de cristal que impide que la carrera laboral de la mujer se desarrolle en igualdad de mérito.

Emulsa es un gigante. Muchos millones y mucho personal permiten tomar medidas de igualdad y conciliación que luego se tornan en grandes ventajas. Si una mujer se pone al volante de un vehículo de recogida de basuras no es sólo normalidad, es progreso. La competencia y la consiguiente mejora en el desempeño se revalorizan al contar con más profesionales para cada puesto de trabajo.

Otra cosa es que los premios tengan significado o no. Los que reconocen la igualdad en realidad premian la singularidad, la acción que sale de la normalidad y tendría que ser la propia sociedad la que trabajara con la normalidad por bandera. No se trata de mujeres ni de hombres, se trata de profesionales cualificados para desempeñar una tarea.

También existen otras muchas empresas privadas de sectores tradicionalmente masculinos (transporte, medios de comunicación.) que llevan tiempo avanzando en la igualdad de mérito, que no mira al género sino a la persona.

En igual plano la conciliación no debería estar unida al género sino a la necesidad, por eso es importante contar con medidas generales a aplicar a todo el personal sin distinción.

Lo destacable de esa igualdad de mérito es que coloca al hombre es una difícil posición cuando no se acepta lo inevitable, que una mujer tenga mando. Este es el techo de cristal a romper sea la empresa pública o sea privada. Todos sabemos que superar esta barrera en la pequeña y mediana empresa privada es difícil, por eso tiene valor el reconocimiento de esta realidad en el sector público y en la gran empresa. Tienen en sus manos el martillo para romper y el papel para darlo a conocer.