En Liliput también hay carreras

Cuando el escritor Jonathan Swift creó Liliput, ese lugar en el que al doctor Gulliver todo le quedaba pequeño, no podía imaginarse que casi tres siglos más tarde la pasión por la imitación de la realidad a escala sería una afición que para algunas personas llega a convertirse en una forma de vida. Es el caso de aquellos que integran las escuderías de 'slot', el nombre genérico de un juego llevado a la competición, que tradicionalmente se conoció por el nombre de la marca comercial del sector más conocida en España, el Scalextric.

Quien piense que este juego consiste únicamente en afinar con el gatillo que regula la potencia cuando se transita por curvas y rectas se equivoca. Los verdaderos aficionados, que compiten los fines de semana en las diferentes pruebas del campeonato de Asturias y España o en las que organizan las diferentes escuderías saben que la preparación de los coches tiene tanta importancia como la pericia a la hora de conducirlos. «Los coches se compran de serie pero luego se modifican con todo tipo de componentes. El secreto es dejarlo fino en la puesta a punto», explica Adrián Vegega, integrante de la escudería 'Reventón Sport', con sede en Pulide.

La preparación de los coches impresiona. Ejes perfectamente alineados, cables que mejoran la conductividad, motores que aumentan la potencia, carrocerías e interiores más ligeros que se personalizan a gusto del usuario o mandos de control en los que se regulan la frenada, la tracción, la sensibilidad en la aceleración o la curva de potencia del motor. «Aquí cada uno tiene su mando y lo regula a su gusto», señala.

Para practicar y también para competir fuera de los circuitos establecidos existen espacios comerciales como el que Miguel Ortega Lemus y Nuria González-Nuevo Vázquez tienen en Piedras Blancas, 'Peripecias'. Se trata de un centro en el que cualquiera puede acudir con su coche y, previa recarga de una tarjeta, correr en una de las enormes pistas con las que cuentan. Además, también se pueden conseguir coches o los recambios necesarios para convertirlo en un verdadero bólido. «Tenemos recambios, pero varían mucho porque, de repente, una marca saca un neumático nuevo, se pone de moda y todos los usan», explica Miguel Ortega mientras varios usuarios marcan vuelta rápida sobre la pista.