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Domingo, 15 de mayo 2011, 04:18
Como Esparta en las Termópilas. Así perdió ayer el partido el Medicentro Gijón Balonmano en un Palau Sacosta 'tomado por el enemigo', el Sarriá, que para eso jugaba en casa. Las 50 gargantas gijonesas venidas para la ocasión, algunas con 10 horas de autobús todavía en los riñones, echaron el resto; y el equipo, más. Se dice en estos casos y casi nunca es cierto; esta vez sí, prometido: los asturianos jugaron mejor. O, por lo menos, demostraron tener sobre la cancha algo más que fuerza física. Pero el Medicentro perdió el partido, no las posibilidades de ascenso. El sueño de la División de Honor sólo está aplazado. Hoy toca partido contra el Bordils, también de Girona y tan necesitado de ganar como el Medicentro. El que pierda, se queda en Primera Nacional. Los gijoneses ya le ganaron en el primer sector, celebrado en el pabellón de La Arena.
La cosa acabó mal, pero tampoco empezó bien, porque lo hizo con dos goles de los catalanes, uno por cada minuto de juego. El Medicentro salía con ganas, pero tal vez con miedo. O con nervios. El tiempo hizo su labor y el dominio sobre el campo, también. Los de Gijón demostraron su superioridad táctica y su fuerza en la primera parte, aunque apenas se dejó notar en el marcador, porque el de ayer fue un partido de gol a gol, con apenas dos goles en el marcador de diferencia para uno u otro equipo. No apto para corazones débiles.
Sergio Álvarez, muy recuperado, se lució en una cancha que tuvo dos nombres propios: Alejandro Costoya, enorme en el ataque, y Juan Gamallo, inexpugnable en la portería. Paró al menos cinco balones de gol seguro. Se vio también la fuerza de Abel y la buena defensa de los gijoneses.
El primer tiempo terminó con victoria asturiana, aunque más que ajustada: un 11 10 que, eso sí, cargó de moral a los de Alberto Suárez
La segunda parte, más de lo mismo. El Medicentro trabajando mejor las jugadas, llegando con más clase a la portería, pero sin más resultado que un tanto por encima o por debajo de los catalanes. En el minuto 23, a siete para el final, el Gijón consiguió adelantarse con tres goles de ventaja. En el minuto final Sarriá consiguió dos goles que le dieron el empate y, con él, la oportunidad de seguir luchando por el ascenso directo.
Si el partido fue de infarto, la prórroga, para verla con un desfibrilador a mano. Las gargantas gijonesas hicieron lo que pudieron en la grada mientras los suyos se jugaban el todo por el todo en la cancha, pero callar a un pabellón entero resulta, más que complicado, imposible. De nuevo, los de Girona abrieron marcador y de nuevo, adelantándose uno, empatando y adelantándose el otro, terminaron los eternos diez minutos de la prórroga. 27-27. Lástima que en el último ataque los árbitros se inhibieran en una infracción sobre Ángel Paraja cuando lanzaba en 6 metros. A seguir sufriendo. Penaltis.
El Medicentro, con Emilio Vallado en la portería, paró el primero, pero no sirvió de nada, porque, al final, los de Girona pudieron con todos los demás. Un 29-31 aplaza la División de Honor Plata hasta hoy. Al final, Gijón se juega este ascenso y la permanencia del Sporting el mismo día. Nacidos para sufrir. Rojiblancos.
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