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Cultura

Veinte años

RAMÓN AVELLO

Sábado, 14 de mayo 2011, 05:08

Fue un 12 de mayo de 1991, cuando la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias dio en el Campoamor su concierto inaugural, enmarcado dentro de los actos de aquellos Festivales de Música de Asturias que se celebraban en primavera. Cosas de la vida. Los Festivales de Asturias, iniciados por la Universidad de Oviedo en 1976, y que entonces conservaban buena salud, murieron. Sin embargo, la frágil OSPA, nacida prácticamente por cesárea bajo negros nubarrones sobre su viabilidad y futura continuidad, pero con una gerente, Inmaculada Quintanal, con la cabeza muy bien amueblada y las ideas claras sobre lo que debería ser la orquesta de Asturias, ahí sigue, viva y con salud. El jueves, exactamente veinte años después de su presentación, la OSPA celebró en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, su XX aniversario bajo la batuta de Maximiano Valdés, el director titular desde 1994 hasta la temporada pasada. Concierto que se repitió ayer en Avilés y se interpretará hoy en Gijón.

El programa musical de un acto señalado además de poseer una entidad propia, siempre tiene una segunda lectura intencionada. Las obras no se eligen al azar, sino que responden a razones. En el programa del XX aniversario, nos encontramos con cuatro obras, tres de ellas en el programa y una ofrecida como propina pero que simboliza los afanes de la orquesta asturiana. En las obras del programa, Falla a través de la suite 'El sombrero de tres picos' representa una tradición musical española que la OSPA tiene en cuenta a través de la programación y muy especialmente por medio de su discografía, con autores españoles como Joaquín Rodrigo y Manuel de Falla a la cabeza. La obra de Israel López Estelche, 'De la eternidad concéntrica', premiada en el concurso de composición OSPA XX Aniversario, es un guiño a la creación musical actual. Brahms es como una querencia de buena parte de las orquestas y directores sinfónicos. La obra elegida fue la 'Sinfonía N.º 1, en do menor'. Finalmente, la composición que simbolizó el compromiso entrañable con Asturias fue la selección de la obra de Benito Lauret 'Estampas asturianas', una imagen sonora y sentimental de nuestra comunidad. 'De la eternidad concéntrica', la obra de Israel López Estelche, compositor nacido en Santoña en 1983 y que actualmente vive en Oviedo,es una composición sinfónica en un solo movimiento en la que breves motivos se van desarrollando y superponiendo en las tres secciones de la obra. Como mojones que señalizan un camino, el oyente percibe varias referencias o centros sonoros que se interrelacionan entre sí, dentro de una obra compleja pero al mismo tiempo directa y sencilla de seguir y escuchar. La versión del 'Sombrero de tres picos', de Falla, obra grabada por la OSPA, resultó espectacular. Directa en la expresión, colorista y de una gran vitalidad rítmica. De Brahms, lo mejor el cuarto movimiento, y tras ello, el fin de fiesta no anunciado precisamente en un terreno en el que la OSPA suele ser tacaña: la propina. La obra de Lauret tocada con alegría, vigor y esa emoción que resulta al mismo tiempo íntima y arrebatadora.

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