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Max Valdés, ayer en Oviedo, con una foto de la OSPA detrás, que no quiso mirar porque «me da mucha pena», admitió. :: MARIO ROJAS
«La OSPA es irreemplazable»
Cultura

«La OSPA es irreemplazable»

Max Valdés retoma la batuta de la orquesta para participar en su aniversario El director insta a la protección, el cuidado y el apoyo a una institución musical que considera «una gran embajadora»

I. REY

Miércoles, 11 de mayo 2011, 05:03

Ayer Max Valdés miró atrás sin girar la cabeza. El que fuera director de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) durante 16 años abandonó durante unos minutos uno de sus últimos ensayos con la formación. Salió de la sala principal del Auditorio Príncipe de Asturias, en Oviedo, y se sentó con su habitual gesto sonriente para presentar los actos conmemorativos del XX aniversario de la OSPA. Tras él, una foto de la orquesta «que fue como una familia». Una instantánea sin él «que no quiero mirar porque me da mucha pena. Son tantos recuerdos», expresó.

Y en lugar de explicar el programa de los tres conciertos gratuitos de celebración (el jueves en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, el viernes en la Casa de Cultura de Avilés y el sábado en el Teatro de La Laboral de Gijón), prefirió evocar sus vivencias en Asturias. «Recuerdo mi primer trayecto hasta el Conservatorio. Había niebla y en la plaza de la Catedral adiviné a una chica con un chelo. Decidí seguirla. Junto a la Catedral había un grupo de punkis con crestas. Esa imagen entre lo antiguo y lo moderno no se me ha borrado», explicó. Tampoco lo que se encontró a su llegada al Conservatorio. «En cuanto llegué me di cuenta de la calidad».

Por aquel entonces, entre los músicos reinaba cierta incertidumbre. La misma que ahora ronda a la formación. «Habían pasado varios directores y es normal. Ahora están pendientes de conocer al nuevo director», reconoció Valdés. La gerencia decidirá en un mes el nombre del elegido, entre los 14 que han liderado la orquesta en alguna actuación durante el último año. «Yo tengo un favorito, pero no lo voy a decir», respondió Valdés a las insistentes preguntas sobre el nombre de su relevo.

Sea quien sea, lo importante para Valdés es que entre las autoridades «persista la idea de que la OSPA es una gran embajadora». «Es una institución irreemplazable en la vida cultural asturiana y española, que hay que proteger, cuidar y apoyar. He sido afortunado, pero lo importante es que la OSPA siga adelante», señaló.

El secreto, según Valdés, son las buenas relaciones entre los músicos. Todos pertenecen a la misma generación y mientras «creaban un repertorio con Valdés», también se casaban y tenían hijos. «No es fácil mantener la autoridad y tener relaciones fuera de la orquesta. Nosotros lo logramos».

En la conversación que mantuvo con los periodistas hubo, claro, hueco para hablar de Riccardo Muti, Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2011. Valdés no lo dudó, indicó que «apostar por él es apostar por Asturias. Es un reconocimiento a la tradición italiana de dirección de orquesta y a un maestro que se asoma a la santificación. Es extraordinario», valoró. Valdés se despedirá el sábado de Asturias «para acercarme a mi tierra».

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