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RAMÓN AVELLO
Sábado, 7 de mayo 2011, 05:09
En un anuncio de coches se escuchaba el ruido del motor y un ciego adivinaba la nacionalidad del automóvil: «Es alemán». Luego el tacto de la tapicería le despertaban las dudas: ¿inglés? Con las versiones de las tres últimas sinfonías de Chaikovsky sucede algo parecido, sólo que en este caso, la idea de nacionalidad hay que cambiarla. Hay un Chaikovski desmelenadamente romántico-americano; un Chaikosvy finamente francés; un Chaikosvky apasionadamente eslavo y un Chaikosvky severamente ruso. En esta última tradición ruso con soviética se enmarca la Cuarta Sinfonía que dirigió el jueves, en La Laboral, Danail Rachev. Y esto lo hace Rachev, el director búlgaro candidato a la titularidad de la OSPA, con fraseos tersos en las cuerdas; expresividad predominantemente resignada con claroscuros de alegría y tristeza para simbolizar ese destino o 'fatum' inexorable que recorre la obra, y carácter eminentemente popular, simbolizado en el tema ruso del último movimiento. A todo ello se le añade un sentido del color ya muy acusado en la obra inicial de Ravel, lo que reafirma la solidez de la versión a la que sólo se le podría pedir un poco más de intensidad en algunos pasajes, especialmente del 'Allegro con fuoco' final, con una dinámica un poco encarcelada.
Del resto del programa, detacamos especialmente el estreno en España de la obra 'Focs d'artifici', para percusión y orquesta, de Ferrán Cruixet. Sorprendente el percusionista Peter Sadlo, ya desde su aparición escénica como un nuevo tamboritero de Bruch o tambor de hojalata. Es muy curiosa la estructura de 'Fuegos artificiales' como un concierto clásico en tres movimientos, con sus codas solístas, oposiciones y juegos concertantes. Muy sugerente el segundo movimiento, y muy divertida la traca final en una obra colorista, entretenida y bien estructurada. Como complemento de este concierto para percusión y orquesta, se estrenó, dentro de una estética que en los años setenta se acercaba a la llamada música concreta, la 'Musica de tables', para tres percusionistas sobre tres mesas amplificada, de Thierry de Mei. Sobre el 'tarareo' de los dedos y las palmas sobre una mesa se organiza un pequeño mundo de percusiones en los que no faltan las imitaciones, los contrastes, el inicio de formas fugadas y toda una serie de juegos sonoros muy llamativos concentrados en unos diez minutos.
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