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L. FONSECA
Domingo, 24 de abril 2011, 04:00
Se puede ser alérgico y no asmático, pero las alergias aumentan el riesgo de padecer la enfermedad bronquial infantil por excelencia. De hecho, los alergénicos influyen de tal manera que la Consejería de Salud aconseja tenerlos en cuenta a la hora de elaborar un diagnóstico de asma. Padecer reacciones a la leche, el huevo, el pescado, los frutos secos o sufrir rinitis o conjuntivitis pueden ser un indicio de que lo que realmente se oculta detrás es un síndrome asmático.
Las alergias de la madre tienen un gran peso. Dermatitis, reacciones adversas a los alimentos o a otras sustancias pueden ser la antesala de un caso de asma infantil. Los autores del PRANA recuerdan que la enfermedad bronquial en niños menores presenta características diferentes respecto a los niños mayores o los adolescentes, tanto por los desencadenantes como por la evolucióny la respuesta al tratamiento. El conocimient actual, aseguran, «propone incluso cambios en la terminología, considerando sibilancias recurrentes en lugar de asma a la presencia de estos episodios repetidos en niños pequeños».
Dificultad para respirar, opresión en el pecho, jadeo y fatiga. Estos son algunos de los síntomas que en Asturias padecen de forma frecuente más de 11.000 niños (de 3 a 14 años) afectados de asma, enfermedad de la que el próximo 3 de mayo se conmemora su día mundial. Se trata de un trastorno que, aunque controlable, provoca intranquilidad en las familias y genera muchas visitas a las urgencia pediátricas de los hospitales y centros de salud.
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