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Fuente de El Pevidal. Con un potente chorro de agua fría, la fuente ha sido «enterrada» bajo un puente, lamenta Amigos del Naranco. :: J. D.
El Naranco sigue sin parque
Oviedo

El Naranco sigue sin parque

El Parque Periurbano, con 70 proyectos y una inversión de 37 millones, continúa sin despegar

SUSANA NEIRA Y PAZ DE ALVEAR

Domingo, 10 de abril 2011, 13:10

«Estamos preocupados por el extremo deterioro en que se encuentra el Naranco; se ha convertido en un lugar feo, sucio e inhóspito. Las Campas fue una barbaridad y Prados de la Fuente, que tenía un arbolado autóctono y un riachuelo ahora está lleno de casas». Ramón Iglesias y Pedro Prado creen que «la ciudadanía de Oviedo está de espaldas a la realidad del monte» y abogan por una mayor conciencia para protegerlo. Con ese fin nació en el 2000 la Asociación de Amigos del Naranco, compuesta por 70 socios.

Al colectivo le parece un lugar privilegiado, pero mal conservado por «el exceso de volumen construido, las canteras, la proliferación de pistas asfaltadas, las plantaciones de eucaliptos que dañan el suelo, la extensión de la maleza, los vertederos ilegales o la cantidad de antenas».

El Naranco, espacio de monumentos prerrománicos, castros y otros restos históricos y etnográficos, como lavaderos y pozos de la nieve, reparte su extensión entre la propiedad privada y la pública, donde la primera tiene más dominios.

El año pasado, el consejero de Medio Ambiente, Francisco González Buendía, subió a la cima para presentar la adecuación de los aparcamientos. Defendió entonces que «se están haciendo cosas» del Plan del Parque Periurbano, aunque hacer realidad «un documento de este tipo no es breve en el tiempo». A la espera de completarlo, el Ayuntamiento ha lamentado en numerosas ocasiones la ausencia de inversión en el Naranco y el Prerrománico.

El paseo con Iglesias y Prado por varias zonas muestra el estado actual.

Monumentos

La carretera

Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo, dos de los emblemas del Prerrománico, son parada obligada para quien suba a la sierra. Para Prado son «los dos monumentos que más venden en Asturias» y al ser patrimonio de la humanidad sus fotografías se han distribuido por todos los rincones. Amigos del Naranco descarta que su entorno se convierta en «un parque temático para turismo masivo», en cambio urge una mayor protección. «La carretera se come Santa María, la invade». La solución, dicen, pasaría por desplazar el vial unos diez metros hacia la ladera. De esta forma, mejoraría el impacto visual sobre el antiguo palacio y se reducirían los posibles daños del tráfico. Una vecina de Oviedo, Ángeles de la Escosura, que hacía ejercicio frente al monumento cree que sería importante «retirar los coches» de los alrededores, como «se hizo con la Catedral».

Otra actuación pasaría, según Iglesias, por el derribo de la antigua casa rectoral (vacía desde hace una veintena de años), que impide observar Santa María en la subida.

Los vehículos circulan más alejados de San Miguel de Lillo, pero en su entorno son necesarios otros cuidados, como la renovación «del cartel que lo anuncia y la plantación de otro tipo de arbolado», en lugar de los eucaliptos, que son invasivos.

Bar abandonado

En la cima

El punto más alto del Naranco mide 637 metros. Desde su cima se pueden ver el Cabo Peñas y «hasta los barcos de Gijón», asegura Prado. Muy cerca del Picu del Paisano, hay unas vistas privilegiadas de la ciudad, el Aramo y gran parte de la Cordillera Cantábrica. Sin embargo, el bar 'El balcón del Principado' afea el panorama. Abandonado desde hace años, sus terrazas acumulan suciedad. Está a la vista de todos, y es «una auténtica vergüenza». La Administración debería «adquirir el establecimiento» que es de «propiedad privada, y adecuarlo». Aquilino Sánchez, vecino de Pumarín, es un gran amante del Naranco, donde hizo la mili. La pasada semana subió a hacer deporte y coincidió en la denuncia: «Es impresentable». En su opinión, es el talón de Aquiles de la sierra, cuyo estado de conservación es «bueno».

Canteras, antenas y tendidos

En activo

En el Naranco siempre ha habido actividad industrial. Primero, con extracción de hierro y carbón. Durante siglos, estos materiales se transportaron en un pequeño ferrocarril que iba de Villaperi a San Pedro de los Arcos del que aún quedan señas y con otros puntos de recogida en las minas de Los Pastores y El Pevidal. Esta labor se paró, pero las canteras continúan activas.

Son «sin duda, el mayor problema de los que padece» el monte. Hay dos, la de Arcelor Mittal, que tras las sucesivas ampliaciones ocupa ya 250 hectáreas -el equivalente a 300 campos de fútbol- y la de Brañes. La asociación lamenta que tras tantos años de actividad, «el daño sea gigantesco e irreversible». Pero no quiere que vaya a más. Aboga porque el Principado y el Ayuntamiento negocien con las empresas para fijar el cierre y mientras tanto, que haya un mayor control.

Otro de los caballos de batalla de Amigos del Naranco son las antenas, repartidas en cinco puntos. Algunas están en desuso. La mayor concentración está justo al lado de uno de los nuevos aparcamientos y de la recuperada senda de Puente Viejo, en Cayés, a San Pedro de Nora. El colectivo ecologista insiste en que dichas instalaciones se reagrupen y se eliminen aquellas que no cumplen función.

El Plan del Parque Periurbano aboga también por la retirada de estos puntos y de las líneas eléctricas. Hidrocantábrico anunció en su día la retirada y soterramiento de los tendidos, con una inversión de 20 millones de euros, pero el proyecto no termina de ejecutarse.

El Pevidal

Una finca pública

A la finca de El Pevidal se accede a través de una carretera con una señal que despista. El Principado compró las 89 hectáreas a la familia Masaveu por 3,6 millones de euros. Sin embargo, pese a ser patrimonio público, un cartel indica aún que es una finca privada.

De camino, se encuentra la fuente que «han dejado enterrada, con un puente que no sirve para nada. El único sentido que encuentro es dejar expedita la carretera», razona Iglesias. Pocos metros después, en la ladera del monte, también pasta ganado y dos operarios colocaban alambrado para evitar su huida en la finca la semana pasada.

Amigos del Naranco tiene muchas ideas para El Pevidal, todas alejadas «de la locura de darle un tratamiento tipo parque temático». Entre sus propuestas está realizar un inventario forestal, incluyendo bosque de tejos, derruir algunas edificaciones (las construcciones están muy deterioradas, tapiadas y con las puertas abiertas) y conservar una como aula de interpretación.

Queda mucho recorrido para completar el plan del Parque Periurbano. Mientras tanto, la asociación apuesta por «una figura jurídica de protección del monte aún mayor». Lo han hecho saber al Principado.

En 2007, el Principado aprobó el Plan del Parque Periurbano del Naranco, un ambicioso proyecto para proteger la sierra. De los 37 millones de euros de inversión y las más de 70 actuaciones a realizar a lo largo de una década, sólo se han hecho 22 kilómetros de sendas, dos aparcamientos en la cima y la compra de la finca de El Pevidal a la familia Masaveu por 3,6 millones de euros.

Tres años después, el Naranco, con 5.500 hectáreas de las que más de 4.000 pertenecen a Oviedo (el resto a Siero, Las Regueras y Llanera) sigue sin parque. Queda pendiente la restauración de zonas verdes, la retirada de los tendidos eléctricos o la construcción de un auditorio y varios miradores.

Basta con darse una caminata con Ramón Iglesias y Pedro Prado, de la Asociación de Amigos del Naranco, para darse cuenta que la carretera continúa invadiendo Santa María del Naranco, crecen los eucaliptales alrededor de San Miguel de Lillo, hay un bar abandonado cerca del Pico del Paisano con una de las mejoras panorámicas de la ciudad, las canteras horadan el terreno y los cables permanecen a la vista de todos.

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