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OLAYA SUÁREZ
Miércoles, 30 de marzo 2011, 10:22
Una lucha de David contra Goliat. Zita Ll. S. cree que su perro, Pavel, se morirá antes de que se celebre el juicio derivado de la denuncia que interpuso contra Nestlé y una gran superficie por comercializar un hueso de plástico que, según considera, «está matando al animal». La vista oral está fijada para el próximo mes de julio. Se les acusa de vender un producto tóxico. Ayer, el juzgado de Primera Instancia número 5 acogió la vista preliminar. Este pastor alemán está enfermo desde hace dos años. A pesar de ser macho, presenta niveles de estrógenos (hormonas femeninas) muy superiores a lo normal. «Está hormonado como si fuesen 40 perras en celo», resume Coral Mateo, la veterinaria de la clínica La Playa que ha tratado a Pavel.
El perro tiene cuatro años. «Hasta hace dos estaba completamente sano. Un día empezó a caérsele el pelo y lo llevé al veterinario, le hicieron analíticas y vieron que tenían los estrógenos muy altos», explica la propietaria. La solución por parte de los expertos fue caparlo. No funcionó. El animal continuaba con los índices disparados.
«Después de mucho consultar y estudiar, un grupo de investigadores de Barcelona me comentó que podría tener restos de un ovario. Lo operamos, lo abrimos en canal y no vimos absolutamente ningún resto. Únicamente un resto de plástico. Al sacarlo comprobamos que era un hueso de plástico, de un juguete», cuenta Coral Mateo. «Al dejarlo sobre un papel comprobamos que el plástico supuraba una sustancia negra», añade. Los resultados fueron concluyentes, a su modo de ver. «El plástico estaba cargado de estrógenos y como lo había tragado le había intoxicado por dentro», apunta la veterinaria. El estado de salud del perro «está muy deteriorado, por dentro y por fuera». «Un ejemplo es que cuando orina, la hierba queda totalmente negra», asegura.
Con los análisis del laboratorio en la mano, Zita Ll. S. acudió a los juzgados para interponer una denuncia. Denunció a Nestlé por fabricar el hueso de plástico (comercializado bajo la marca Friskies) y a la gran superficie por venderlo. El procedimiento judicial fructificó y la vista oral se celebrará previsiblemente en julio.
La parte demandada asegura que el juguete no es el culpable del deterioro del animal. El juez será el encargado de dirimir el asunto. «No queremos dinero, sólo que esto siga para adelante, se demuestre que el producto es tóxico y lo retiren del mercado», sostiene la dueña del animal, residente en Nava. La veterinaria Coral Mateo considera que este caso «es pionero a nivel mundial por el alcance de los efectos del plástico en el animales, pero hay muchos estudios que demuestran que libera hormonas».
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