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El rector: «Si yo fuera estudiante también protestaría contra el plan Bolonia»
Asturias

El rector: «Si yo fuera estudiante también protestaría contra el plan Bolonia»

El rector de la Universidad advierte de que «si prejubilamos a los 90 profesores que lo solicitaron, cerramos el programa»

E. M.

Sábado, 26 de marzo 2011, 14:22

A día de hoy resulta difícil imaginarse a un joven Vicente Gotor vociferando en una manifestación estudiantil, pero el rector de la Universidad de Oviedo no ha dudado un momento en reconocer públicamente que «si yo fuera estudiante, también protestaría contra el plan Bolonia». Su mimetismo con 2.000 de sus alumnos , que fueron los que llegaron el pasado miércoles hasta su despacho en la primera explosión multitudinaria de descontento por las condiciones en que se está aplicando el nuevo sistema formativo, ha llegado hasta el punto no sólo de compartir sus protestas, sino de preguntarse por qué el Principado no le permite contratar profesorado en determinadas áreas. Claro que ese comentario iba dirigido más a calmar las iras docentes por las jubilaciones anticipadas que las discentes por la falta de profesorado.

En una entrevista concedida a Punto Radio (dial 97.9 en Oviedo y 94.8 en Gijón) Gotor se mostró absolutamente comprensivo con las quejas de los estudiantes -«yo lo entiendo»-, porque desvió la responsabilidad de los problemas surgidos en las aulas hacia el financiador. «Lo que está claro es que la mayor reforma que se ha hecho en la Universidad en los últimos años, casi en la historia, es el plan Bolonia, pero se debía de hacer con unos fondos adicionales que no existen. Incluso, como he dicho muchas veces, lo estamos aplicando a coste negativo, es decir, que hay menos financiación ahora que cuando no se estaba implantando el plan. Y se nota», afirmó. En su descargo destacó que su equipo rectoral está priorizando precisamente la docencia y la investigación.

Relativizó también, una vez más, la masificación de las aulas -«no hay que generalizar, los problemas están muy localizados»- y aludió al «esfuerzo realizado» en el tamaño de los grupos de prácticas, si bien reconoció que «no es todavía suficiente y me he comprometido con los estudiantes a contratar al profesorado adecuado en los casos que detectemos. Ya tenemos la experiencia de este año». Pero lo de contratar, con cuidado, porque la Universidad sólo incorporará profesores en determinadas áreas, en aquéllas en las que haya vacantes que cubrir -«donde puedan estabilizarse y permanecer para siempre en la Universidad»- porque, según dijo Vicente Gotor, «tenemos que ser muy cuidadosos para no hipotecarnos, porque ahora hay solapamiento de planes, lo que significa que en dos o tres años, una vez que desaparezcan los viejos y se quede solo el de Bolonia, los profesores van a estar muy desahogados».

No obstante, el rector, quien recientemente relacionó el abultado número de solicitudes de prejubilación de este año con la carga adicional del sistema docente de Bolonia, reconoció que la Universidad de Oviedo hubiera necesitado este curso «grupos más pequeños», lo que supondría «aumentar la plantilla un 20%, cosa que no hemos podido hacer porque el Principado incluso nos dice que en áreas en que se producen jubilaciones no podemos contratar nuevos profesores. ¿Por qué? Nosotros priorizamos lo que podemos».

Y a la hora de priorizar, las prejubilaciones se han convertido en un problema para el rector, una vez que la mitad de las 92 solicitudes presentadas pertenecen a profesores de 60 y 61 años, «a los que hay que pagarles el sueldo completo durante 10 años». Eso desequilibraría de tal manera el presupuesto que, «si jubilamos a los 90 este año, desde luego, se cierra el programa de prejubilaciones y no tendremos más posibilidades». La solución que maneja el rector es «intentar que haya dos o tres años más, a lo mejor a partir de 62 años, y no cerrar así la jubilación este año».

Mejor que otras universidades

Otro aspecto en el que Vicente Gotor coincidió con sus alumnos más protestones fue en el régimen establecido de permanencia en la Universidad, o lo que es igual, el número máximo de años y de convocatorias que han de consumir para seguir matriculados. En ese aspecto dijo «compartir» la «preocupación» estudiantil, una vez que aclaró que había sido establecido «por el Consejo Social, en el que somos minoría». No obstante reivindicó el trabajo soterrado de su equipo que «luchó mucho para que los criterios fueran menos duros. Y algo conseguimos, porque al principio era mucho más drástico. Si se puede suavizar, lo haremos, pero hay universidades que tienen un régimen de permanencias mucho más duro que el nuestro», reivindicó.

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