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ALBERTO PIQUERO
Martes, 18 de enero 2011, 04:08
Aldo Ceccato (Milán, 1934) goza de la reputación de los grandes directores orquestales del mundo, prestigio cimentado al frente de la Sinfónica de Detroit, la correspondiente de Bergen, la Filarmónica de Hamburgo o la Orquesta Nacional de España. Hoy presenta en el Conservatorio Superior de Música del Principado de Asturias, su libro 'Beethoven duemila', subtitulado 'Actualización de las nueve sinfonías'.
-¿Actualizar a Beethoven no puede herir la sensibilidad del público conservador?
-No tiene nada que ver con el público conservador. No he cambiado una sola nota. Se trata de potenciar la instrumentación, que en el tiempo de Beethoven era limitada. Confronto las versiones que concibió, mediante las posibilidades de los instrumentos modernos, pero sin la más mínima arbitrariedad.
-¿Beethoven era un genio o un músico genial?
-Definitivamente, un genio. El genio es una personalidad absoluta, nueva y original. El músico genial, por ejemplo, Richard Strauss, es un ser humano que sabe manipular la materia con la que trabaja.
-¿Tuvo un carácter tan atormentado o exageran los biógrafos?
-Puede existir dramatización, pero su vida fue una verdadera tragedia, tanto en lo sentimental como en la salud. La sordera que le impidió escuchar su propia producción a partir de la Tercera Sinfonía, es como la ceguera de un pintor, algo inhumano.
-¿Las nueve sinfonías se pueden dividir en distintas etapas?
-Sí. En la Primera y la Segunda aún está el mundo clásico, relativamente; pero todavía tendiendo un puente. En la Tercera, la 'Heróica', el desarrollo sinfónico es monumental. En la Quinta, las novedades fueron escandalosas, en el mejor sentido. Se incluyen los trombones que no existían en ninguna sinfonía anterior. Y con la Sexta y, particularmente, la Novena, llega a su culminación.
-¿Fueron muy influyentes Mozart y Haydn en su obra?
-Sin ellos, no hubiera existido Beethoven, pero más que de influencia, yo hablaría de preparación básica. Beethoven fue un revolucionario que se anticipó en la expresión musical cincuenta o sesenta años, un precursor.
-¿Qué consejos daría para acercarse a Beethoven a quien no esté familiarizado con la música clásica?
-Que lo haga de manera natural. A la gran música hay que acercarse sin complejos ni inhibiciones. No es necesario comprender la técnica. Después, con la experiencia y el tiempo, incluso se puede apreciar aquello que quizá no te agradó al principio.
-Usted también gusta del jazz. ¿Se puede empezar por ahí?
-¡Cómo no! Para los jóvenes, un camino adecuado es ir de la música de hoy hacia atrás.
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