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ANA SALAS
Sábado, 8 de enero 2011, 04:03
El 14 de diciembre, el Pleno del Consejo de Patrimonio aprobó el proyecto que permitirá construir cerca de un centenar de viviendas en la Fábrica de Gas conservando algunos elementos, entre otros el gasómetro. Pasó una década desde que la propiedad, HC, decidió transformar el complejo que limita con la muralla medieval y Patrimonio se lo permitió. Ahora hay que esperar, «no menos de diez meses», según los cálculos del Concejal de Urbanismo, Alberto Mortera. El Ayuntamiento espera recibir el documento de Cultura del pasado 14 de diciembre para llevar a la comisión correspondiente el plan especial de la fábrica y aprobarlo de forma inicial. A partir de ese momento estará dos meses expuesto a información pública, momento en el que se podrán presentar alegaciones (y el Consistorio deberá resolverlas con lo que transcurrirá un mes más). Una vez superado este trámite, deberá remitirlo a la Comisión de Urbanismo y Ordenación del Territorio de Asturias (CUOTA), que tendrá un plazo máximo de cuatro meses para decidir. Si apura («y suele hacerlo», según Mortera) habrá transcurrido ya más de medio año. Volverá a la Consejería de Cultura, que tendrá que remitirlo una vez más al Ayuntamiento que finalmente dará su aprobación definitiva. Entonces ya habrán pasado las elecciones y es probable que los responsables hayan cambiado.
La burocracia da margen a HC. Aún tiene más tiempo para dar forma real al conocido como 'plan Portela', en referencia al arquitecto gallego César Portela (premio Nacional de Arquitectura de España en 1999 por el edificio de la Estación de Autobuses de Córdoba), encargado de dibujar el 'parque urbano' en el que convertirá la Fábrica de Gas. Actualmente estará cavilando la fórmula más ventajosa (o la única posible en un momento de crisis) para levantar las 94 viviendas previstas distribuidas en tres edificios de no más de tres alturas.
A cambio de construir, deberá conservar la fachada principal de la eléctrica diseñada por el ingeniero Dimas Cabezas en 1900, el edificio principal, la puerta de la calle Paraíso, la chimenea, el depósito elevado, el conjunto de hornos y escaleras, la marquesina y el mencionado gasómetro, el elemento que en esta última década ha centrado la polémica entorno a la intención de HC.
Tras una década
Varios colectivos ciudadanos (primero Gas Ciudad y después tomó el relevo el Foro de Urbanismo Crítico) y políticos han reivindicado en ese tiempo el uso cultural de la estructura sin éxito. Aunque se mantendrá, queda en el aire su destino. El Ayuntamiento y Cultura obligaron proteger la estructura pero deja la decisión en manos del propietario que podría, incluso, destinarla a usos terciarios.
HC por el momento guarda silencio sobre sus plantes, mientras el Consistorio piensa ya en peatonalizar la calle y llevar al edificio de oficinas que le recibirá en la operación la Escuela Municipal de Música. Ideas que antes de materializarse verán cómo pasan los meses y los papeles van moviéndose de unas mesas a otras.
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