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Despedida. Max Valdés saluda a su concertino, mientras sonríe cara al público . :: JESÚS DÍAZ
Maximiano Valdés deja la OSPA con un emocionado elogio de la pasión musical
Sociedad

Maximiano Valdés deja la OSPA con un emocionado elogio de la pasión musical

El director cierra en el Auditorio de Oviedo sus 16 años al frente de la Orquesta Sinfónica del Principado con dos sinfonías sobre el destino

RAMÓN AVELLO

Sábado, 5 de junio 2010, 05:13

Emoción en la despedida y también emoción ante la música que sonó en la velada que supuso el adiós de Maximiano Valdés como director de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias. El chileno estuvo arropado por más de un millar de personas en un Auditorio Príncipe Felipe, de Oviedo, en silencio toda la velada hasta que estallaron los aplausos, de nuevo dirigidos a la magnífica interpretación de la orquesta asturiana, pero también con especialísima dedicación al maestro. Deja Valdés la batuta de la sinfónica del Principado para abrirse a nuevas etapas y deja tras de sí un importante legado y repertorio. La verdad es que se respiraba entre los músicos un atmósfera emocional y un deseo de complacer tanto por las obras del programa: la 5ª Sinfonía de Bethoven y la 5ª Sinfonía de Chaikovsky composiciones que guardan algunas similitudes entre sí pese a las diferencias estilísticas como la repeticiones motívicas que van configurando en la obra la idea de fatum o destino presente en las dos sinfonías.

En la primera parte Valdés hizo una 5ª de primera. Muy bien resaltadas las dinámicas, muchísima definición en los relieves sonoros. Respecto a Chaikovsky la versión fue hondamente emocional, llena de pasión, pero sin concesiones al sentimentalismo. Todas las familias orquestales sonaron con una exquisitez tímbrica excepcional.

Al finalizar el público estalló en ¡Bravos! La gente puesta en pie no dejaba de aplaudir hasta que Vasiliev (concertino) pidió silencio y comenzó a hablar. En una breve semblanza recordó los orígenes asturianos de Valdés y terminó con estas palabras: «En la vida se rompen los papeles, pero la relación y la amistad no se rompe nunca y le esperamos». Valdés muy emocionado recordó con cariño a los gerentes y políticos que habían apoyado la orquesta para terminar con una emocionada defensa del poder transformador de la música.

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