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GONZALO DÍAZ-RUBÍN
Viernes, 26 de marzo 2010, 04:09
La fórmula ha causado más de un disgusto en otras ocasiones, como sucedió con varios de los 'spa'. Pero con el mercado crediticio casi seco, cualquier fórmula que permita obtener financiación merece ser estudiada. El Gobierno local autorizó ayer a Jovellanos XXI, la empresa de Pepe Cosmen y Alberto Lago, a hipotecar «el derecho real de la concesión» del Palacio de Congresos de Buenavista. O lo que es lo mismo, la empresa financiará lo que resta de las obras del complejo con un préstamo avalado por el derecho de la empresa a explotar el centro de convenciones durante 50 años, incluido en el contrato municipal.
Tal vez el dinero sirva para dar un empujón a unas obras que llevan muchos meses prácticamente paradas, mientras los focos apuntaban al proyecto del Palacio de Justicia, que se construiría en la otra parcela de este complejo contrato, la de El Vasco. Ahora que este último está en dique seco, a la espera de que la Comisión Europea se pronuncie sobre la legalidad del «protocolo de intenciones» por el que el Principado se comprometía a alquilar a la empresa por 190 millones de euros el edificio, los focos vuelven a Buenavista. «Estamos trabajando ya», anunció ayer el hasta ahora coordinador del contrato por parte de la empresa, José Luis Marrón. «Y bastante buen ritmo», añadió.
Ahora que los obreros han vuelto al complejo diseñado por Santiago Calatrava, ¿cumplirá la empresa el último plazo para finalizar los trabajos aprobado por el Ayuntamiento? El límite de la último prórroga vence el 15 de junio de este año. Marrón prefirió no precisarlo: «Intentaremos acabarlo cuanto antes, pero no tenemos una fecha», afirmó. Algo de prisa hay. En una entrevista concedida a la revista 'AS-66', dirigida al colectivo de asturianos en Madrid, Jacobo Cosmen señaló en octubre que ya hay congresos cerrados para 2011 que suman 18.000 asistentes.
La prórroga -por lo visto después, una detención temporal de los trabajos- fue autorizada por las dificultades a la hora de adaptar al terreno el dibujo del arquitecto valenciano. La gran sala, con capacidad para más de 2.000 butacas, tiene una cubierta de costillas de acero curvadas que en su parte más alta alcanzan los 30 metros. Entre estos 'nervios' de metal se ha colocado un cerramiento de vidrio, pero el diseño del Premio Príncipe de las Artes 1999 no preveía un sistema para oscurecer el auditorio o dividir la sala para que pueda acoger eventos con menor número de asistentes. Con ese argumento, la empresa solicitó al Ayuntamiento la prórroga y, a tres meses del vencimiento, parece probable que, al menos, será necesaria otra más para llevar los trabajos a buen término.
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