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a. cubillas / leonoticias.com
Viernes, 24 de abril 2015, 11:50
"La mala hierba debe cortarse. Tan solo he hecho justicia". Son algunas de las reflexiones que trascienden de Montserrat González, la autora confesa de la muerte de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, que lejos de mostrar síntomas de arrepentimiento y justifica la brutalidad de sus actos del pasado 12 de mayo. Para ella, matar a la política era la única solución. Así lo recoge el informe psiquiátrico que acompaña al escrito definitivo de defensa del letrado de Montserrat que alega que la mujer sufre un trastorno mental.
Según el escrito al que ha tenido acceso leonoticias.com, Montserrat justifica el crimen de la ex presidenta del PP de León en la persecución laboral, personal y de hacienda que, según señala, ejercía Isabel Carrasco sobre su hija Triana Martínez. No había más remedio que eliminarla para poder vivir tranquilas, trasladó Montserrat a los médicos forenses que le realizaron un examen médico para analizar sus aptitudes cognitivas y volitivas que determinan que la autora confesa de los disparos siente más resentimiento que arrepentimiento.
Tanto es así que Montserrat insiste en varias ocasiones que esa tarde se hizo justifica. Era necesario que muriese. La mala hierba debe cortarse. Solo he hecho un bien por la humanidad, sentenció Montserrat González que a juicio de los especialistas, se muestra fría, con poca capacidad para empatizar con los demás excepto con su familia y con muy buen concepto de sí misma.
Los hechos
En el escrito de la defensa, el letrado José Ramón García García relata los hechos a partir de las 17:17 horas del 12 de mayo del 2013. En ese momento, Montserrat seguía a corta distancia a la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, que caminaba sola por la pasarela peatonal del Paseo de la Condesan. Monserrat, continúa el escrito, se acercó por detrás sin que Carrasco se percatase de su presencia y, con la intención de matarla, le asestó con un revólver cuatro disparos. Posteriormente, huyó del lugar.
Se da la circunstancia de que la pistola fue comprada en Gijón, ya que junto a su marido, inspector de Policía, tiene un piso en la calle Marqués de Casa Valdés. Se la adquirió, según declaró, a un hombre llamado Armando que regentaba un bar en La Calzada, «que estaba junto a una iglesia (Fátima)».
El informe, según determina la defensa, determina que su clienta sufre un trastorno mental que le mantenía con las facultades cognoscitivas y volitivas anuladas en el momento de cometer el crimen. Por ello, solicita una pena de siete años, seis meses y un día de prisión por un delito de asesinato con eximente incompleta de trastorno mental para Montserrat. Asimismo, el letrado solicita una pena accesoria de prohibición de acercarse durante 25 años a la hija de la fallecida, Loreto Rodríguez Carrasco y a su pareja, Jesús López Brea. Por último, el letrado solicita un año de prisión para Montserrat por un delito de tenencia de armas con la eximente de trastorno mental.
El marido de la asesina confesa, el inspector jefe Pablo Antonio Martínez García, se incorporó a la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de Gijón, al frente de uno de los grupos de la Policía Judicial, tras pedir el traslado.
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