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Sábado, 14 de noviembre 2015, 13:50
En los últimos años se ha producido un aumento de los casos de diabetes entre la población infantil, debido a aspectos como un estilo de vida sedentario, malos hábitos alimenticios y factores genéticos y ambientales, según la Federación de Diabéticos Españoles (FEDE).
«La diabetes mellitus tipo 1 es la que más afecta a los niños y adultos jóvenes», explica la doctora Aurora Garre y la doctora Esther Cátena, expertas médicas de Cinfa. «Se caracteriza porque estas personas carecen en su organismo de la cantidad suficiente de una hormona llamada insulina, necesaria para normalizar el nivel de glucosa o azúcar en la sangre, lo que provoca que estos niveles, en su caso, sean superiores a los normales».
En el caso de los niños, una vez que ha sido diagnosticado, lo más importante es que siga el tratamiento. La experta explica 10 consejos fundamentales para seguir en los hogares donde uno de los hijos sufre la enfermedad:
1. Conocimiento y normalización de la enfermedad. Cuando el niño ha recibido el diagnóstico, se precisa de un trabajo de educación. Tanto el paciente como su entorno deben conocer las pautas de actuación y participar en los hábitos y horarios del niño. En este sentido, la labor de sensibilización y normalización en todos los entornos del niño es básica para que este se adapte y aprenda a convivir con su enfermedad.
2. Evitar el consumo de hidratos de carbono simples (azúcar). Provocan subidas rápidas de la glucemia los azúcares refinados, zumos, miel y dulces. Se pueden cambiar por hidratos de carbono complejos o de absorción lenta, como por ejemplo patata, pan, legumbre, pasta, arroz, haciendo un recuento de la cantidad que consumen en cada comida para poder realizar el cálculo de insulina necesaria.
3. Alimentación equilibrada. La dieta no se limita tan sólo al control del azúcar, y también debe moderarse el consumo de grasas para evitar el sobrepeso y porque disminuye la acción de la insulina. Por el contrario, los alimentos ricos en fibra como la fruta natural con piel y verduras frescas o cocidas son muy aconsejables, pues la fibra no se digiere, y por lo tanto enlentecen el paso de glucosa a la sangre. También las proteínas presentes en carnes, pescados, huevos, queso o leche (bajos en grasa) son necesarias para el crecimiento del cuerpo y la reparación de los tejidos.
4. El horario de comidas debe ser lo más regular posible. Es importante que el niño realice las comidas siempre a la misma hora, lo que contribuye a un mejor control diabético. Además, hacer cinco comidas diarias (desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena) equilibra los niveles de glucosa en sangre.
5. Hacer un control de los niveles de glucosa/glucemia. Varias veces al día se realiza un autoanálisis de glucosa que les aporte información sobre su nivel de glucemia, lo que permite su autonomía y el autocontrol de la enfermedad.
6. Seguir el tratamiento farmacológico. Todos las personas con diabetes tipo 1 se deben inyectar insulina varias veces al día: de acción rápida antes de cada comida y de acción lenta. La medicación es un pilar básico junto a la alimentación y el ejercicio.
7. Atención al peso. Mantener un peso promedio para su edad y características físicas. En caso contrario, limitar la cantidad de calorías que consumen al día y fomentar el ejercicio físico.
8. Apostar por el ejercicio físico. Los niños con diabetes pueden practicar deporte como cualquier otro menor, siempre y cuando se hagan la glucemia y realicen un cálculo de insulina necesaria para realizar esa actividad. De hecho, el ejercicio conlleva varios beneficios extra para ellos: favorece la disminución de glucemia, mejora la sensibilidad a la insulina y ayuda a perder peso.
9. Realizar revisiones oftalmológicas periódicas. Otro aspecto importante en los niños con diabetes es la vista. Más allá de las revisiones propias de la población infantil, en ellos se debe comprobar de manera anual el estado de la retina con exploraciones y exámenes del fondo del ojo, con el fin de detectar precozmente la retinopatía diabética, primera causa de ceguera en el mundo occidental.
10. Saber reaccionar ante hipoglucemias e hiperglucemias. Son crisis causadas por niveles de azúcar en sangre bajos (hipoglucemias), y se manifiesta con palidez, somnolencia, temblores, hambre o incluso pérdida de conocimiento. En estos casos, es importante subir rápidamente los niveles de glucosa, dando al niño algún alimento azucarado: azúcar, un refresco, un zumo de frutas o galletas y dejando que descanse. Lo contrario sucede cuando el nivel de azúcar en sangre es muy elevado (hiperglucemias), que viene acompañado de cansancio, dolor de tripa, ganas de orinar y mucha sed, aunque también puede ser asintomática. En estos casos, debe aplicarse tratamiento con insulina.
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