Bruselas aprueba la compra de 300 millones de vacunas de Pfizer y BioNTech

El anuncio ha coincidido con la autorización formal para cubrir el que sería el cuarto contrato de suministro de vacunas contra el coronavirus, tras los ya suscritos con AstraZeneca, Sanofi-GSK y Johnson & Johnson. En concreto, el de este miércoles se firmará con las farmacéuticas Pfizer y BioNTech y permitirá la adquisición de 300 millones de dosis de una remedio que, según anunciaron el pasado lunes las empresas, tendría una eficacia del 90% a tenor de los resultados obtenidos en una primera valoración realizada en la actual fase de ensayo, la 3, previa a la comercialización. La compra se hará efectiva cuando se confirme que es «segura y efectiva», ha subrayado el portavoz de la Comisión Europea Eric Mamer.

Las primeras dosis podrían llegar «entre finales de 2020 y principios del 2021, como escenario más optimista», ha explicado la comisaria de Salud, Stella Kyriakides. La logística será «muy difícil y es importante apoyar» a los Estados miembros para que estén listos para que la vacuna o vacunas estén disponibles para los ciudadanos.

El plan parte de las (a juicio de Bruselas) «lecciones aprendidas» de la actual crisis del coronavirus. De cómo los Veintisiete han ido asumiendo que el combate contra el coronavirus no es un asunto nacional. Aunque hasta llegar ahí, hay que recordar la reacción inicial: descoordinada, puntualmente insolidaridaria (como cuando Francia o Alemania vetaron la venta al exterior de mascarillas y equipamiento sanitario la pasada primavera) y caótica con aquel cierre de fronteras sin aviso previo inédito en la historia del Espacio Schengen.

«La UE ha entendido que debe Intensificar la cooperación y crear estructuras sólidas, realizar evaluaciones de riesgos comunes, cooperar en la puesta en común de datos para brindar más información y mejores recursos». Porque todo ello permitirá planificar los preparativos de respuesta a futuras pandemia, se explicita en el proyecto de Bruselas. «vivimos en una época en la que en cualquier momento pueden surgir enfermedades infecciosas y tenemos que estar preparados», ha remarcado Kyriakides.

A partir de ahí, lo que se propone de entrada es que la Unión Europea disponga de una herramienta legal que permita decretar una declaración de emergencia para todo el territorio. La fórmula de base, se subraya, para que se puedan implementar medidas comunes. También la creación de un grupo de trabajo paneuropeo, formación para la asistencia sanitaria, la evaluación de riesgos epidemiológicos en base a datos nacionales compartidos o la realización de auditorías y pruebas de resistencia periódicas a los sistemas. Todo ello acompañado de un refuerzo del papel que tendrían que jugar las distintas agencias de salud Europeas: el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC) y la Agencia de Medicamentos (EMA), con una inversión de 605 millones de euros para los próximos siete años..

Y la creación para finales del próximo año de un nuevo ente específico para responder a futuras emergencias sanitarias. Tendría capacidad para desarrollar nuevos medicamentos, seguir las tendencias y los problemas biomédicos desde todos los puntos de vista (político, económico, social, tecnológico y ambiental), garantizar el acceso a medicamentos, equipos para emergencias mediante producción y adquisición de suministros de emergencia (monitorizando incluso su nivel de producción para incrementarla si fuera necesario), asegurar el refuerzo de servicios profesionales médicos con inmediatez en función de la demanda y el lanzamiento de compras de emergencia o de contramedidas médicas, incluidas potenciales vacunas.