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J.V. Muñoz-Lacuna
Martes, 5 de agosto 2014, 18:55
Los vecinos de La Iglesuela (Toledo), el pueblo natal de Miguel Pajares, el religioso aislado en Monrovia (Liberia) por haberse infectado del virus ébola, piden su repatriación a España para ser tratado aquí de esta terrible enfermedad. Muchos de los 500 vecinos de este pequeño pueblo de la Sierra de San Vicente, fronterizo con la provincia de Ávila, van sumándose a la iniciativa de 'Change.org' de pedir su traslado inmediato a España para tratar de salvar su vida después de que en la tarde de este martes la Fundación Juan Ciudad, la ONG en la que colabora el sacerdote, confirmara la infección.
En este pueblo, dedicado a la agricultura y a la ganadería y, últimamente, al turismo rural, los vecinos han acogido la noticia como un "shock". "Tenemos mucha inquietud sobre lo que pueda pasarle", declaró este martes el alcalde, Víctor Eduardo Elvira, quien reconoció que en pueblo siempre han admirado "su faceta humana y religiosa". Entre sus paisanos cunde el pesimismo pero el cura de la parroquia de Nuestra Señora de la Oliva no deja de rogar a Dios por él en cada misa. "La situación es muy fea porque sólo hay que fijarse la que ha montado un país como Estados Unidos para llevarse de África a dos de sus ciudadanos que también tienen el ébola", lamenta un vecino. "Donde hay vida, hay esperanza", dice otro. Todos coinciden en que si Miguel Pajares no regresa pronto a España sus esperanzas de recuperarse son nulas por la escasa medicación y deficiente atención que recibe en Liberia.
"Callejón sin salida"
Este martes, la radio autonómica de Castilla-La Mancha consiguió establecer una breve comunicación con el religioso. Miguel Pajares afirmó sentirse en un "callejón sin salida". "No vemos la salida de esto. Tengo 38 grados de fiebre, una sed horrible, estoy muy débil y no tengo apetito ni ganas de nada", reconoció con voz apagada y hablar lento. Consciente de su corto futuro si permanece en África, el padre Pajares hizo un balance positivo de su vida como misionero durante cinco décadas: "Ha merecido la pena mi labor". Igualmente declaró no arrepentirse de haber cuidado del director del 'Hospital San José', de Monrovia, que le contagió el virus, el hermano Patrick Nshamdze, que falleció el pasado domingo después de dos semanas luchando contra el virus. "Claro que ha merecido la pena aunque nos haya resultado traicionero", indicó. Miguel Pajares también tuvo palabras de recuerdo a su tierra de origen y a sus familiares, con quienes ha mantenido un contacto continuo y que "me dan ánimos".
El padre Pajares tenía previsto regresar a La Iglesuela en septiembre para asistir a las fiestas patronales, que se celebran en honor a la Virgen de la Oliva a partir del 8 de septiembre. La jornada anterior se hacen "luminarias" en la calle se queman los trastos viejos de cada casa en señal de renovación y purificación- y se cantan coplas populares, pero tanto el sacerdote como sus paisanos saben que este año echarán de menos a uno de sus vecinos a no ser que se produzca un milagro: que sea repatriado a España y aquí sea tratado con más medios de una enfermedad que desde febrero ha matado a más de 800 personas en África Occidental.
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