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LUCÍA R. LORENZO
Jueves, 2 de abril 2020, 18:10
Un milagro, un acto de fe y, sobre todo, el trabajo de los profesionales sanitarios. Estos son algunos de los pensamientos que se le pasan por la cabeza a Nathalia Rodríguez cuando recibió el pasado lunes «esa llamada tan esperada». Una conversación que pondría fin a la incertidumbre y con la que llenó de aire su alma y sus pulmones. Su abuelo Arcadio Rodríguez, el hombre al que iban a visitar todos los veranos desde pequeños ella y sus hermanos desde República Dominicana a Grado, tenía en sus manos el alta hospitalaria. El hombre que «todo» les consentía en sus vacaciones y que, junto a su abuela, conseguían que aquellos veranos fueran «diversión asegurada». Él, con 95 años, ha ganado la batalla al coronavirus y regresa de nuevo a la residencia de mayores de Grado. «Mi abuelo ingresó en el hospital el 18 de marzo, tuvo fiebre y un poco de neumonía», detalla. En el transcurso de los días, cuenta, personal del Servicio de Salud del Principado contactaba con ella para avanzarle el parte médico de su abuelo. «El doctor Jerez es un ángel en la tierra que como los demás profesionales están librando esta batalla. Toda mi familia le agradece el trato tan humano que tuvo con nosotros en esta situación tan complicada», expresa emocionada. «Agradezco a los profesionales sanitarios no haber dejado de lado a mi abuelo por tener 95 años», destaca, e insiste en que «hay que tener fe y esperanza en el personal que está en primera fila trabajando». Tras esta victoria, Nathalia le dirige unas palabras a su abuelo para destacar que «es un súper hombre, tiene mucha fuerza y muchas ganas de vivir, lo quiero, lo amo, lo adoro. Él es una esperanza».
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Arcadio, sin duda, ha arrojado desde el lunes luz al centro de Grado, uno de los más castigados por esta pandemia. Los familiares viven con incertidumbre estas circunstancias, a la espera de una llamada que diga «todo va bien». Llamadas que, a veces, por «la cantidad de trabajo» no se producen. «Están desbordados», lamentan fuentes cercanas al centro.
Desde este equipamiento hasta el centro de la Cadellada fue trasladado José Alberto Villar (más conocido por Pepe), de 60 años, a la Unidad de Cuidados Intensivos contra el virus. Amigos, vecinos y personal sanitario arropan y apoyan a Cristina, su hermana pequeña, en estos momentos. «Es muy duro porque no puedo verle, ni decirle que estoy con él». Pese a la situación, Cristina Villar saca fuerzas y asegura que su «hermano está luchando como un campeón en la UCI, tengo mucha fe y va a salir de esta», expresa emocionada.
Cuando supo que Arcadio Rodríguez recibió el alta indica que sintió «mucha alegría, espero que salgan muchos más adelante». «Hay que darle las gracias a todos los médicos, enfermeras, que me llaman todos los días y me animan constantemente», destaca.
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