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Adrián Ausin
Domingo, 18 de junio 2017, 11:46
Vital Aza Fernández-Nespral, el cardiólogo de Franco, ha fallecido en su residencia de Somió, La Martina, a los 88 años. El médico madrileño, hijo y nieto de asturianos, se había jubilado en 2013, a los 83 años, y desde enconces había ampliado sensiblemente sus estancias en Gijón, donde era conocida su afición a irse caminando cada mañana desde su casa, La Martina, a la playa de Estaño y regresar al domicilio familiar, de nuevo andando, pese a la edad, a la hora del almuerzo, tras un largo baño y unos buenos paseos por el arenal, donde le gustaba recoger orejitas (los opérculos de las conchas), de las que tenía una extraordinaria colección.
El 20 de noviembre de 1975, Vital Aza fue testigo excepcional, y único, de la muerte de Francisco Franco. Le tocaba a él la guardia en el Hospital de La Paz y, a las dos de la madrugada, fue quien certificó sin ningún otro testigo el fallecimiento del dictador. Según declaraba a EL COMERCIO en una extensa entrevista publicada en 2013, su parecer era que «se dijo que fue a las 5.25 por seguridad nacional», es decir, para dar tiempo a poner en marcha de forma ordenada los mecanismos de la Transición.
Sin embargo, este hecho excepcional en la trayectoria de Vital Aza como médico no fue sino el corolario a una larga relación con Franco y con su familia, a quienes conoció desde un punto de vista profesional a partir de entrar a formar parte del equipo de cirugía cardiopulmonar de Martínez Bordiú, el yerno de Franco. De hecho, comenzó a ser requerido en El Pardo de forma regular desde 1958. Fue precisamente Vital Aza quien comprobó cómo, tras la tromboflebitis que sufrió éste a principios del verano de 1975, su estado de salud cayó en picado y cómo, tras realizarle un electro en El Pardo, detectó que había sufrido un infarto. En sus declaraciones a EL COMERCIO, Aza se mostraba satisfecho del enorme trabajo de los médicos para prolongar su salud y concluía:_«La agonía de Franco permitió tomar medidas para allanar el camino de la Transición».
La repentina muerte de Vital Aza causó esta mañana honda sorpresa a personas que estuvieron ayer mismo con él en el funeral celebrado a las once de la mañana, en la iglesia de San Julián de Somió, por Angelita García, viuda de Juan Fernández-Nespral Teixidor. «Estaba mayor, pero perfectamente», comenta a este periódico una de las personas que tuvo ocasión de saludarle. Vital Aza deja viuda, Carmina Blanc, y cuatro hijos, Vital, Pedro, Gonzalo y María.
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