La cruda realidad

El 75% de las madres trabajadoras han tenido problemas laborales por su maternidad. La discriminación en el trabajo va en aumento en estos últimos años, y es un hecho que tener hijos e hijas limita nuestras oportunidades en el ámbito laboral. Atrás quedan los tiempos en el que las mujeres sólo éramos madres o cuidadoras. En al actualidad, el papel de la mujer es bien distinto. Tenemos otros retos e intereses más allá de la maternidad. Yo no quiero renunciar a una parte de mi vida por el simple hecho de ser madre. He tenido una hija, sí, pero eso no quiere decir que el resto de aspectos de mi vida queden anulados. Quiero conciliar, pero una conciliación real que me permita ser yo: trabajadora, profesional, feminista, soñadora, viajera, amiga, madre y mujer. Es mi reto y, aunque mi carrera profesional se haya visto frenada no por un techo de cristal, sino por un muro de hormigón, todos los días me levanto con más fuerzas y más ganas de luchar.

Un día como hoy, 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, creo que es un buen momento para que todos y todas reflexionemos sobre el papel de las mujeres en nuestra sociedad. La brecha salarial, unos horarios laborales incompatibles con la crianza, una educación vacía en valores, la falta de corresponsabilidad en las parejas, el machismo, la violencia de género, todo ello hace que las mujeres tengamos que enfrentarnos a la cruda realidad: no estamos en igualdad de condiciones y esa desigualdad se acentúa mucho más en el momento que decidimos ser madres. Los movimientos feministas llevan años en lucha, desde las sufragistas hasta las grandes manifestaciones como la marcha del 7-N contra las violencias machistas del pasado mes de noviembre en Madrid. Queda mucho por hacer y necesitamos de voluntad política para realizar muchos cambios.

Ahora más que nunca todos y todas debemos unirnos para reivindicar la construcción de una sociedad más justa, respetuosa y sin desigualdades de género.