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El 'spam' telefónico interrumpe nuestra vida cotidiana en cualquier momento.
El acoso telefónico y cómo librarse de él

El acoso telefónico y cómo librarse de él

Las leyes son cada vez más restrictivas, pero algunas empresas siguen manteniendo esta práctica para captar clientes

MARÍA JOSÉ TOMÉ / e.C.

Lunes, 2 de marzo 2015, 12:48

Pasan las diez de la noche y suena el teléfono y, aunque no reconoce el numero, descuelga... Al otro lado, primero un silencio y después su interlocutor comienza a desgranar una oferta comercial irrechazable que no puede dejar escapar. No le interesa y así se lo hace saber, pero no parece dispuesto a tirar la toalla: su verborrea continúa. Haciendo un esfuerzo por ser educado, balbucea una excusa para cortar la comunicación pero, a cambio, recibe otra retahíla de ventajas si contrata determinados servicios. Al final acaba por elegir el camino más expeditivo posible y cuelga el teléfono. Sin embargo, la cosa no se queda ahí, las llamadas siguen y llegan en una reunión de negocios, mientras hace la compra, cuando está en el parque con los niños, en el médico, a primera hora de la mañana, a la hora de la siesta, incluso cuando ya se ha puesto el sol...

¿Le suena, verdad? El 'spam' telefónico, ya sea en forma de llamadas telefónicas como de mensajes al móvil o al correo electrónico, interrumpe su vida cotidiana en cualquier momento. La crisis y la deslocalización de los 'call center' en países con peores condiciciones labores -los operadores van a comisión- disparó en los últimos años esta práctica hasta niveles insostenibles, más parecidos a un acoso puro y duro que a una estrategia comercial al uso. Llegó un momento que, en su afán por captar clientela, la mayoría de las llamadas se realizaban en horarios intempestivos, a la hora de la cena o incluso en fines de semana. Las estrategias comerciales también se hicieron cada vez más agresivas, hasta el punto de caer en el engaño para convencer al cliente.

La nueva Ley de Consumo que entró en vigor el pasado mes de junio puso unos necesarios límites a las empresas: desde entonces están prohibidas estas llamadas desde las nueve de la noche hasta las nueve de la mañana en días laborales y a cualquier hora en fines de semana y festivos. Además, deberán llevarse a cabo desde un número identificable (antes era habitual que estuviese oculto) y, cuando el usuario reciba la primera oferta comercial, deberá tener la posibilidad a expresar su negativa a no recibir ninguna más.

Lista Robinson

En caso de que quiera cortar drásticamente estas llamadas a cualquier hora del día tiene otra opción: apuntarse en la Lista Robinson. Se trata de un servicio gestionado por la Asociación Española de la Economía Digital (AEED), que busca evitar la publicidad dirigida a nombre de una persona, ya sea a una dirección de correo postal o electrónico o a un número de teléfono concreto. Registrarse es cuestión de unos minutos: tan solo es necesario entrar en su web (www.listarobinson.es) y rellenar un formulario. Eso sí, sus efectos no son inmediatos: hay que esperar unos tres meses, ya que las empresas consultan estos archivos cada cierto tiempo. Y para que no nos molesten en casa, es necesario que se apunten todos los residentes en el domicilio ya que, de lo contrario, las llamadas continuarán sonando, aunque preguntarán por otro inquilino.

Eso sí, la lista Robinson solo protege al consumidor de las entidades con las que nunca haya tenido relación comercial. "Si se trata de una empresa con la que tienes o tuviste contrato, tienes que contactarles directamente para exigirles que dejen de enviarte publicidad", apuntan desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). En estos casos, es necesario remitir un e-mail o una carta solicitando el borrado de su 'mailing'. "La web de la Lista Robinson facilita un buscador de entidades para hacerles llegar la petición", detallan.

Agencia de Protección de Datos

La mayor parte de las grandes empresas que utilizan el telemarketing para dar a conocer sus promociones están adheridas la Lista Robinson, lo que implica su compromiso a no volver a enviar publicidad a través del medio que el usuario elija al darse de alta. Pero siempre hay excepciones y algunas compañías o bien agentes comerciales con pocos escrúpulos continuan practicando el acoso telefónico. Hace unos meses, los responsasbles de Jazztel se vieron obligados a pedir disculpas porque, a pesar de este protocolo y de la nueva ley, sus teleoperadores seguían realizando un agresivo'spam'.

En estos casos, aún hay salida: acudir a la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), el lugar donde denunciar "si han pasado tres meses desde que te apuntaste a la Lista Robinson y aún así te siguen acosando entidades con las que nunca has tenido relación". Se puede tramitar en su web (www.agpd.es), aunque para ello es necesaria la firma electrónica; de lo contrario es preciso acudir a su sede central de Madrid. Las sanciones por enviar publicidad no deseada pueden alcanzar los 150.000 euros, lo que "hace temblar a las empresas. Si mucha más gente reclamase, las cosas cambiarían", sostienen desde la OCU.

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