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Nelson Mandela. / Afp
Adiós, 'Madiba'
ADIÓS A NELSON MANDELA

Adiós, 'Madiba'

Tras 27 años en la cárcel, Nelson Rolihlahla Mandela se convirtió en el primer presidente negro de Sudáfrica con un discurso conciliador

ANDER CARAZO

Viernes, 6 de diciembre 2013, 21:00

"Además de la vida, una constitución fuerte y una conexión a la familia real tembu, lo único que mi padre me dio al nacer fue un nombre: Rolihlahla". Dejó escrito Nelson Mandela (Qunu, 1918-Johannesburgo, 2013) en 'El largo camino hacia la libertad', su autobiografía. Una denominación que bien describe su potente personalidad, ya que en xhosa uno de los once idiomas de Sudáfrica- significa "quien tira de la rama del árbol". Y es que hasta que el cuerpo aguantó mantuvo un carácter combativo que le costó 27 años de cárcel.

"Durante nuestra infancia no nos faltaba qué comer, aunque no teníamos posesiones. Cuando nuestro padre estaba a punto de fallecer, le dio sus ropas a Nelson para que pudiera ir al colegio", recordaba Mabel, su hermana, sobre su infancia. Pero todo cambió tras quedarse huérfano. Con nueve años, el jefe del poblado le acogió en su casa para formarle como futuro líder y le narraba historias sobre la resistencia ante los colonizadores. No sabía que así estaba prendiendo la mecha de la rebeldía.

Podía haber aguardado a su destino y heredado el control tribal. Eso no iba con su carácter "alborotador" (la traducción más coloquial de Rolihlahla). Empezó a estudiar Bellas Artes en la Universidad de Fort Hare y fue expulsado por participar en las protestas contra el apartheid (la segregación racial). Mientras trabajaba como policía en Johannesburgo consiguió graduarse por correspondencia y cuando terminó la carrera de Derecho abrió el primer bufete regentado por abogados negros.

Lideró las juventudes del Congreso Nacional Africano (CNA) y fue encarcelado en varias ocasiones por oponerse al dictado del hombre blanco (los afrikaner). Tras la ilegalización de su partido, Mandela salió de Sudáfrica para dar a conocer la situación del país. A su vuelta fue juzgado y sentenciado a cadena perpetua por los cargos de incitación a la violencia, salida ilegal del país y sabotaje.

Preso 46664

Durante más de un cuarto de siglo, entre los muros de la prisión de Pollsmor en la isla de Robben creció un futuro icono de la paz y la equidad. El Gobierno sudafricano seguía considerando un terrorista al reo 46664, mientras que la comunidad internacional presionaba para conseguir su puesta en libertad. El 11 de febrero de 1990 por fin fue excarcelado.

"Creemos que el futuro de nuestro país solo puede ser determinado por un cuerpo democráticamente electo sobre bases no racistas. El propio señor (Frederik) De Klerk es un hombre íntegro", aseguró Mandela pocas horas después de abandonar su confinamiento. Halagos al entonces presidente de Sudáfrica, que había sido elegido por sufragio censitario como líder del régimen que le había mantenido entre rejas.

Mientras la violencia se adueñaba del país. 'Madiba' (el título honorífico otorgado a los ancianos de su clan) trató de concienciar a sus correligionarios de que la violencia ya no era la solución para acabar con el "apartheid'. "Este es mi mensaje para todos los implicados en esta batalla fraticida: coged las pistolas, los cuchillos y los machetes, y tiradlos al mar". Sus intentos dieron frutos y no tuvo lugar la guerra civil que muchos temían. Los afrikaners ya no eran sus enemigos, sino sus compañeros de democracia.

Esa postura le sirvió para ser galardonado con el Premio Nobel de la Paz de 1993 junto a Frederik de Klerk. Un año más tarde ganó las elecciones y se convirtió en el primer presidente de raza negra en la historia de Sudáfrica. "Nunca, nunca, nunca jamás sucederá que nuestro hermoso país vuelva a experimentar la opresión de unos sobre otros", subrayó en su discurso de investidura.

En 1999 abandonó el poder político, pero siempre se ha mantenido como referente de la paz y la justicia en África. Ha luchado contra la erradicación del sida y la pobreza. Su última aparición pública fue el 11 de julio de 2010, antes de la final del Mundial de fútbol celebrado en Sudáfrica. Su salud ya estaba muy deteriorada, pero no podía borrar su sonrisa al ver que aquel país poco tenía que ver con el que se había encontrado a su salida de la cárcel.

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