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LUIS ALFONSO GÁMEZ @lagamez
Martes, 9 de julio 2013, 15:01
'La conquista del espacio'. Así se llamó 'Star trek' en España cuando TVE empezó a emitirla por su segunda cadena -el llamado UHF- en 1969. Eran otros tiempos -ahora, los canales de pago estrenan las series casi a la vez que en Estados Unidos- y, para cuando llegaban a nuestras pantallas en blanco y negro, las aventuras de la tripulación de la nave estelar 'Enterprise' estaban en su tercera y ultima temporada. TVE la estrenó el 7 de enero de 1969. Dos días después, se grababan en EE UU las últimas escenas de la serie, conocida como 'Star trek: TOS', por 'The Original Series' (La serie original), para diferenciarla de sus secuelas.
Cuando en la segunda temporada empezó a circular el rumor de una posible cancelación de 'Star trek: TOS' por la constante caída de audiencia, la NBC comenzó a recibir miles de cartas en apoyo a la serie -hasta más de 10.000 por semana- de científicos, profesores universitarios, médicos y otros profesionales. Hubo hasta manifestaciones estudiantiles en los institutos tecnológicos de California y Masachussets, los prestigiosos Caltech y MIT. Cambios de horario y recortes presupuestarios aceleraron, sin embargo, el declive e hicieron a Gene Roddenberry (1921-1991), el creador de la serie, desentenderse de la producción al inicio de la tercera temporada. Al final, la misión televisiva de la 'Enterprise' del capitán James T. Kirk (William Shatner) acabó el 3 de junio de 1969.
Hoy en día, la cancelación de 'Star trek: TOS' está considerada como una de las mayores meteduras de pata de la historia de la televisión. Pero ¿qué tiene el universo creado por Roddenberry para cautivar a generaciones de fans y estar cada vez más vivo? ¿Qué tiene para qué haya tomado las riendas de la franquicia J.J. Abrams, con 'Star trek XI' y la recién estrenada 'Star trek: en la oscuridad'? ¿Qué tiene para que todo el mundo, sea o no aficionado a la ciencia ficción, conozca a Spock? ¿Qué tiene para que solo la británica 'Dr. Who' le supere en longevidad?
Fascinación por lo desconocido
Creo que en la frase de introducción está la clave, toda una declaración de intenciones: 'El espacio, la última frontera...'. Aunque parezca mentira, muy poca ciencia ficción se ha ocupado de este tema, de la fascinación por lo desconocido, el viaje de descubrimiento. Algo que une la ciencia ficción con los libros de maravillas medievales, argumenta el escritor de ciencia ficción Juan Miguel Aguilera. Era una serie alucinante para los que la descubrimos de niños en un país gris y represivo. Era aventura, espíritu de frontera, asombro en estado puro. Nos hacía soñar, pensar, sentirnos parte de algo maravilloso que no tenía nada que ver con la estúpida vida de todos los días. Nos convertía en ciudadanos no solo del mundo, sino de la galaxia, apunta Elia Barceló, una de las autoras más importantes del género en español.
El espacio, la última frontera. Estos son los viajes de la nave estelar 'Enterprise', en una misión que durará cinco años, dedicada a la exploración de mundos desconocidos, al descubrimiento de nuevas vidas y nuevas civilizaciones, hasta alcanzar lugares donde nadie ha podido llegar, advertía la voz del capitán Kirk al inicio de cada episodio. Después, los tripulantes de la nave insignia de la Flota Estelar llegaban a un planeta o sufrían algún percance a bordo. La Tierra de 2260 es un mundo unido y la capital de la Federación de Planetas Unidos, a la que pertenecen más de 150 planetas y sus colonias. Los humanos no están solos ni en el puente de mando de la 'Enterprise': junto al piloto asiático Hikaru Sulu (George Takei), el navegante ruso Pavel Chekov (Walter Koenig), el ingeniero jefe Montgomery 'Scotty' Scott (James Doohan), la oficial de comunicaciones Nyota Uhura (Nichelle Nichols) -la primera actriz negra en un papel protagonista en la televisión estadounidense-, el médico Leonard 'Bones' McCoy (DeForest Kelley) y Kirk, viaja el oficial científico Spock (Leonard Nimoy), un medio humano de orejas puntiagudas que se guía por la lógica frente a unos sentimientos que su mitad vulcana le obliga a reprimir.
Roddenberry construye tramas en las que se trasladan a un entorno de aventuras espaciales problemas a los que se enfrenta la sociedad estadounidense de los años 60, desde el racismo hasta la guerra, y que la ciencia ficción permite tratar con libertad y si que los bienpensantes se escandalicen. Lo mejor es ese marco de aventura y descubrimiento en el que pueden insertarse reflexiones fruto de lo mejor de la ciencia ficción, sin perder el atractivo popular para el gran público. Como defecto -siempre relativo...- mi broma habitual es recordar que, vaya donde vaya la 'Enterprise', todos aquellos con los que encuentran hablan siempre inglés, apunta el crítico y escritor Miquel Barceló, autor de la imprescindible 'Ciencia ficción: guía de lectura' (1990. En opinión del experto Alfonso Merelo, el principal punto a favor es el escenario galáctico que Roddenberry fue capaz de crear: una federación integrada por multitud de especies y en la cual se convivía bastante bien. Esto, a su vez, es su mayor defecto porque la serie practicó el 'buenismo' en demasiadas ocasiones. Era el 'american way of life', ligeramente modificado, proyectado en el futuro.
Hay viajes espaciales y extraterrestres, pero en lo que todos los aficionados coinciden es en la importancia del mensaje que esconde ese envoltorio. El mayor atractivo de 'Star trek' es, en mi opinión, la apertura mental que nos proporcionó; el desafío de que, con cada capítulo, se nos proponía algo nuevo; muchas veces incluso difíciles decisiones éticas, asegura Elia Barceló. Es una serie de 'ideas', pero a la vez tiene que tener aventura y acción, y los guionistas no siempre consiguen el equilibrio. Presenta un futuro en el que el ser humano es mejor que ahora, algo que a mí me parece muy lógico si miramos hacia atrás, pero un concepto que ha sido poco tratado en el cine o en la literatura. Su mayor defecto es que a veces trata temas importantes con demasiada precipitación, algo quizá impuesto por el formato televisivo y cinematográfico, señala Juan Miguel Aguilera.
Renovación continua
Con la cancelación de 'Star trek: TOS', nacen el mito y los 'trekkies', los seguidores de la serie. Son individuos cuyo retrato robot va desde los apasionados intelectualmente hasta los que se visten como sus personajes preferidos a la menor oportunidad y asisten a convenciones donde el 'frikismo' es norma. No me visto con trajes de la serie, no voy a convenciones de 'trekkies', pero soy un seguidor, y muy adicto, de la serie. Empecé a seguirla hace ya más de cuarenta años, cuando se llamaba en TVE 'La conquista del espacio' y la pasaban en blanco y negro... Era una ciencia ficción 'compartible' con muchas personas, recuerda Miquel Barceló. A comienzos de los 70, las reposiciones en EE UU y las emisiones en el resto del mundo demuestran lo precipitado de la cancelación. Se multiplican las convenciones, los 'trekkies' se organizan y, entre otras cosas, consiguen que la NASA bautice como 'Enterprise' al primer transbordador espacial.
La serie original captará nuevos seguidores constantemente. La exploración de otros mundos y el encuentro con otras especies inteligentes; el teletransporte -¿quién no ha soñado con algo así?- y el intercomunicador -ahora, realidd, en tiempos del móvil-; la inteligencia de Spock... Es una ciencia ficción relativamente 'fácil' y comprensible, 'space opera' con naves, decorados y todo muy brillante y con colorines, que atrae mucho a toda clase de públicos, indica Alfonso Merelo, quien también vio 'Star trek: TOS' en la TVE de blanco y negro. ¡Aquello era una maravilla para un niño!. Los chavales de los 60 crecieron y en los 70 se reencontraron en la adolescencia con la tripulación de la 'Enterprise' en 'Star trek: la película' (1979), dirigida nada menos que por Robert Wise. Hubo otros tres filmes más hasta que regresó la 'Enterprise' a la pequeña pantalla en 'Star trek: la nueva generación' ('Star trek: TNG', 1987-1994), bajo el mando de Jean-Luc Picard (Patrick Stewart). Le sucedería 'Star trek: Espacio Profundo Nueve' ('Star trek: DS9', 1993-1999), con el comandante negro Benjamin Sisko (Avery Brooks) al frente de una estación con latinos y otras minorías; 'Star trek: Voyager' (1995-2001), con Kate Mulgrew dando vida a la capitana Kathryn Janeway y convirtiéndose en la primera mujer en protagonizar una serie de la franquicia; y 'Star trek: Enterprise' (2001-2005), un viaje a los inicios de los vuelos interestelares cuando los humanos están siendo todavía tutelados por los vulcanos y los teletransportadores no acaban de funcionar bien.
Ya sea en la 'Enterprise' de las dos primeras series y la última, en la estación espacial de 'Star trek: DS9' o perdidos en el espacio, como en 'Star trek: Voyager', las entretelas son las mismas. Es un clásico que ha sabido renovarse con cada nueva versión. Tiene sentido de la maravilla, descubrimientos y personajes arquetípicos y curiosos: ese Spock, tal vez reencarnado en Data; ese Kirk modificado o mejorado en Picard; ese Odo de 'DS9', los ferengi y tantos otros. Su éxito también se debe al hecho de ser una ciencia ficción 'sencilla', basada en la exploración y las muchas novedades posibles, indica Miquel Barceló. Hay capitanes fuertes -Picard está considerado el mejor- y segundos memorables, como el inigualable Spock de Nimoy. Y en cada serie hay alienígenas en sentido literal, como Spock en 'TOS'; Data (Brent Spiner), el androide que desea tener emociones de 'TNG'; Odo (Rene Auberjonois), el jefe de seguridad multiforme de 'DS9'; Jadzia Dax, la bella humanoide que vive en simbiosis con un alienígena de 300 años que lleva en su interior, también en 'DS9'; Siete de Nueve (Jeri Ryan), la humana asimilada por los borg, humanoides que combinan lo sintético y lo biológico, y se integran en una mente colectiva, en 'Star trek: Voyager'...
Los personajes de 'Star trek' se enfrentan a peligros y dilemas éticos que son, muchas veces, los del ser humano de su época y otras van un poco más allá. ¿Cómo llamaría usted a la unión en matrimonio de una joven como Jadzia Dax con un klingon. ¿Cuántas personas hay ahí? Y no se olvide que la novia lleva en su cuerpo un alienígena con el que vive en simbiosis, un ser que, por cierto, comparte con ella los recuerdos de sus anteriores anfitriones, de sexos y condiciones diferentes. Hay malos, como los klingons de la serie original, que acaban convirtiéndose en aliados de la Federación, y otros, como los cardassianos de 'DS9', que ponen a prueba la fidelidad de quienes se enfrentan a ellos a los principios de la Federación, que hunden sus raíces en el humanismo y los derechos civiles. Y hay una Primera Directiva que pone a los miembros de la Flota Estelar más de una vez entre la espada y la pared: está prohibido interferir con cualquier cultura que no posea todavía la tecnología del viaje interestelar, lo que conlleva que, a veces, la Federación tenga que abandonar a una suerte incierta a civilizaciones a las que podría haber ayudado.
Nichelle Nichols, la teniente Uhura, visitó el 29 de febrero de 2012 la Casa Blanca y se fotografió con Barack Obama haciendo los dos el saludo vulcano. Consiste en mostrar la palma de la mano con los dedos juntos, separando en uve los dedos cordial y anular, y acompañado del deseo de una larga y próspera vida. Es el saludo de Spock, quien en 'Star trek II: la ira de Khan' (1982) decía a su amigo Kirk mientras agonizaba: El bienestar de la mayoría supera al bienestar de la minoría, o de uno solo. Cada 'trekkie' tiene sus momentos y su serie. Elia Barceló se quedaría con la primera; Juan Miguel Aguilera y Miquel Barceló, con 'Star trek: la nueva generación'; y Alfonso merelo, con 'Star trek: Espacio Profundo Nueve'. Si usted no ha visto ninguna, quizás espantado por la estética de los esquijamas, pruebe a aproximarse a la 'Enterprise' de Picard, en versión original y con la potente voz y dicción de un actor shakesperiano como Patrick Stewart, y disfrute de la existencia del replicador de alimentos y de la holocubierta, una instalación que permite recrear holográficamente cualquier escenario para vivir aventuras de piratas o del cine negro entre las estrellas. Y es que todo es posible en la última frontera.
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