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Paché Merayo
Viernes, 24 de octubre 2014, 00:23
La expectación siempre es máxima entorno a este día. Todo es veterano y todo también tradicional, pero cada otoño los Premios Príncipe despiertan una espera peculiar, un camino cargado de novedades. Varias dosis de ese afán y esa curiosidad llevan el nombre de los nuevos galardonados. Sus saberes y sus personalidades generan interés preconcebido y esperanzas en el conocimiento. Sin embargo, este año ni Gehry, ni siquiera el queridísimo padre de Mafalda, Quino, se llevarán el peso de la máxima atención. Porque no hay duda de que las miradas se concentrarán en los Reyes. Don Felipe y doña Letizia subirán esta tarde a la tarima del Teatro Campoamor por primera vez como máximos representantes de la Corona. Su presencia será especialmente histórica, además, porque a ese estreno se une el final de una era y el comienzo de otra, en la que la Fundación comenzará a denominarse Princesa de Asturias. Igual que los galardones que hoy mismo quedarán convocados para el año 2015 con esa nueva nomenclatura, en la que se define la etapa de la primogénita de los Reyes, la pequeña infanta Leonor.
De ella hablará sin duda el monarca en su discurso, oficializando definitivamente el traspaso de su cargo honorífico. Pero también dedicará su discurso Felipe VI a los premiados. A ellos agradecerá las obras por las que han sido aupados al palmarés.
Artes: Frank Gehry (EE UU)
Recordará las formas que el arquitecto estadounidense Frank O. Gehry ha dado a un siglo, modelando la piel de edificios que se han convertido en iconos de ciudades, con ese «juego virtuoso», con esos materiales poco comunes, como el titanio, con la innovación tecnológica, «que ha tenido repercusión también en otras artes». En otras artes y también económica, social y urbanística, caso del Museo Guggenheim de Bilbao, que no solo logró excelencia estética sino convertirse en símbolo y hasta motor de un nuevo modelo de ciudad.
Comunicación: Quino
Gehry, que sin duda conoce a Mafalda, como varias generaciones de lectores, recibirá el Premio de las Artes, y se sentará cerca del padre de esa niña que «percibe la complejidad del mundo» con una exhibición de inteligencia, sarcasmo y crítica que ha dado la vuelta al planeta varias veces. El autor argentino Joaquín Salvador Lavado Tejón, mundialmente conocido como Quino, recibirá el galardón de Comunicación y Humanidades, también de manos de don Felipe, aficionado confeso a los lúcidos mensajes de Mafalda, que combinan la simplicidad del dibujo con la profundidad de pensamiento. «La obra de Quino conlleva un enorme valor educativo» y también por eso está entre los últimos Premios Príncipe.
Letras: John Banville
Sobre las tablas asistiendo a esta ceremonia histórica estará un escritor que son dos. El novelista irlandés John Banville, Premio de las Letras, «por su inteligente, honda y original creación novelesca», que se desdobla, generalmente por el verano, en su heterónimo, su otro yo, Benjamin Black, autor de novelas policiacas. La prosa del primero se abre a deslumbrantes espacios líricos a través de referencias culturales donde se revitalizan los mitos clásicos y la belleza va de la mano de la ironía. La del segundo es turbadora y crítica. Ambas hablan sobre los secretos del corazón humano.
Ciencias Sociales: Joseph Pérez
Los méritos en torno a la interpretación, investigación y divulgación de la historia de Occidente, especialmente de España y América, han llevado al francés Joseph Pérez a ocupar un lugar privilegiado en este escenario de buenas nuevas y despedidas. Titular de la cátedra de Civilización Española y de América Latina recibirá de manos del monarca el Premio Príncipe de Ciencias Sociales «por sus aportaciones al conocimiento de la sociedad y cultura hispánicas en la Edad Moderna» y por despertar una revolución en la forma de interpretar episodios decisivos del pasado.
Investigación: Avelino Corma, Mark E. David y Galen D. Stucky
La investigación, en otros ámbitos del saber, en este caso el científico, ha dado a tres químicos -el español Avelino Corma Canós y los norteamericanos Mark E. Davis y Galen D. Stucky- el Príncipe de Investigación Científica y Técnica. Los tres se unirán como es costumbre en el proscenio del teatro para levantar sus premios, logrados por aplicar el desarrollo de materiales a la vida misma. Sus contribuciones han abierto nuevas e importantísimas líneas de trabajo con aplicaciones en la reducción de emisiones contaminantes de vehículos y fábricas, la mejora de los alimentos, la depuración de aguas, la creación de medicamentos y materiales sanitarios revolucionarios o en procesos de refinado del petróleo más sostenible.
Concordia: Caddy Adzuba
No ha inventado nada trascendental, ni ha creado arte inmortal, pero su obra es tan importante para la humanidad como necesaria. Por eso, entre los hombres que este año dan identidad a la nómina de premiados está una mujer, la periodista congoleña Caddy Adzuba, símbolo de la lucha pacífica contra la violencia que afecta a las mujeres, la pobreza y la discriminación. Su labor, «arriesgada y generosa», en palabras del jurado que le lleva esta tarde a asumir los laureles, no pasará inadvertida en el teatro, ni en el mensaje del Rey. Activista por la libertad de prensa, la reconstrucción de la paz y los derechos humanos, Caddy Adzuba denuncia como periodista tortura y violaciones de las que son víctimas las mujeres y las niñas congoleñas.
Cooperación: Becas Fulbright
Y entre tanto nombre propio, un grupo interminable de becarios. Unos cuantos miles que lo fueron, otros cuantos que los son. Unidos todos por el Programa Fulbright, que estará representado hoy sobre el escenario por cinco de ellos y la subsecretaria de Estado de Obama para Educación y Cultura, Evan Ryan. Ellos se encargarán de recoger el Premio de Cooperación Internacional. Un título ganado a fuerza de fomentar la relación entre diferentes culturas y el intercambio de conocimiento. De hecho las Becas Fulbright fueron diseñadas «para mejorar y estrechar los lazos y el mutuo entendimiento entre los ciudadanos del mundo». Creado en 1946 por el senador estadounidense James William Fulbright, se extiende a más de 150 países y concede más de 8.000 becas anuales. En España ha facilitado el acceso a una educación superior de excelencia a un gran número de estudiantes.
Deportes: Maratón de Nueva York
Y para cerrar el club de este año y hacer especialmente numerosa la representación de los premiados, el galardón de los Deportes pone sobre el escenario a cuatro de sus representantes para subrayar la labor del Maratón de Nueva York, más de 42 kilómetros de carrera, sin duda la más popular de las que se celebran anualmente en el mundo de este tipo. Desde su nacimiento en 1970, cuando solo participaron 127 corredores, se ha convertido en la prueba de referencia que, como recordará esta tarde don Felipe «simboliza la mejor convivencia entre el deporte aficionado y el profesional con más de 50.000 participantes en su última edición». Unos y otros darán forma a un palmarés que cierra un periodo de 34 años. Son los últimos de una era bajo la denominación de Príncipe de Asturias. Los próximos ya serán de la Princesa.
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