Javier Fernández: «No temo a lo que sepan ni a lo que digan los corrompidos»

Era previsible que, en plena efervescencia del 'caso Villa', la oposición metiera el dedo en el ojo a Javier Fernández aprovechando su presencia en el pleno de ayer de la Junta General. Y así sucedió, con Podemos, Ciudadanos y Foro lanzando críticas al presidente y recordando su relación política pasada con el ex secretario general del SOMA. Fernández dijo no sentirse preocupado por el desarrollo de los acontecimientos, «no temo ni a lo que sepan ni a lo que digan los corrompidos», y pidió «rigor y rapidez» a la justicia para aclarar lo sucedido.

Aunque fueron Podemos y Foro quienes deslizaron en sus discursos la vinculación política de Fernández y Villa, el debate surgió a iniciativa de Ciudadanos. Su portavoz, Nicanor García, defendió la necesidad de reforzar los controles en la administración porque, a su juicio, si estos hubieran funcionado ni el 'caso Villa' ni 'Renedo' ni el Gitpa estarían hoy en el ojo del huracán. García acusó además al PSOE de haber bloqueado las conclusiones de la comisión parlamentaria de investigación que ya apuntaba la tesis de que la fortuna oculta de José Ángel Fernández Villa podía provenir de la obra del geriátrico que el Montepío levantó en Felechosa.

En su réplica, el presidente insistió por enésima vez que nunca ha negado la relación que en el pasado mantuvo con Villa pero recalcó que nada tiene que temer de lo que «los corrompidos» pudieran decir sobre él. «Eso fortalece mucho el alma», anotó, insistiendo en la «contundencia» con que el PSOE actuó contra uno de sus históricos referentes cuando trascendió el escándalo.

Fue Fernández especialmente crítico con Podemos, a cuyos responsables, con fuerte carga de ironía, dijo que se sentía con fuerzas para comparecer ante «el comité de salud pública» que a su juicio representa la formación morada, encabezado por un secretario general, Daniel Ripa, al que tildó de «Robespierre de bolsillo».

Pero el jefe del Ejecutivo dijo no sentirse inquieto por las «salpicaduras» que determinados partidos quieran verter sobre él, aunque sí por la «decepción» que tanto para muchos afiliados de la UGT y del PSOE como para la ciudadanía en general ha supuesto el comportamiento del ex líder del SOMA. A partir de ahí, mostró su confianza en que la justicia actúe con «rigor y rapidez» para que lo antes posible se pueda aclarar el origen de este caso.

En lo que también insistió Fernández fue en desvincular a su Ejecutivo del origen del 'caso Villa', la construcción del geriátrico de Felechosa de donde podría provenir el dinero obtenido ilícitamente por el sindicalista y sus cómplices. Señaló que el convenio que permitió el impulso de esa infraestructura correspondió al Gobierno central y al Montepío de la Minería y que el Principado no intervino en el mismo.

Fernández se mostró dispuesto a mejorar los controles en la administración y en ese ámbito enmarcó el proyecto de ley de transparencia que permanece bloqueado en la Junta General. Pidió apoyo para el texto, en concreto a Ciudadanos. A cuyo portavoz, por cierto, recordó que el 'caso Marea' estalló en la Consejería de Educación, donde este trabajaba entonces como asesor técnico del consejero. «Usted no se enteró de nada, porque si se hubiera enterado seguro que lo hubiera denunciado», le dijo en un mensaje con evidente carga política.

El presidente insistió en su oferta de pactar para reforzar los controles en la administración pero instó a centrar el debate para no irse por las ramas. «¿O acaso quiere que garanticemos que el secretario general de un sindicato no sise a su propia organización?», espetó al portavoz de Ciudadanos, al que afeó que mezcle en un mismo debate asuntos de forma «tóxica», contribuyendo así a «generar revoltura».

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