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ANDRÉS SUÁREZ
Jueves, 25 de mayo 2017, 02:53
Bulle el socialismo asturiano, que digiere como puede -los 'sanchistas' con indisimulada satisfacción, los 'susanistas' con resignada decepción- el resultado de las primarias. Las asambleas locales se reúnen estos días para preparar el congreso regional del domingo en el que se elegirán los 45 delegados que participarán en el cónclave federal de junio, aunque el acuerdo entre las partes para distribuirse esos puestos ha contribuido a aliviar la tensión. El principal foco de inquietud no está pues en el presente, sino en el futuro, en lo que sucederá cuando, previsiblemente en septiembre, se afronte el debate sobre el liderazgo de la Federación Socialista Asturiana. Los afines a Pedro Sánchez, fuertes tras el triunfo del domingo, confían en que Javier Fernández renuncie a optar a otro mandato y dé paso a un relevo ordenado que responda al nuevo equilibrio de mayorías en el partido. Ir a una disputa abierta, sostienen, no beneficiaría a nadie.
Lo que vaya a suceder depende en buena medida de las decisiones que adopte Fernández. El presidente del Principado y de la gestora del PSOE y secretario general de la FSA sufrió el domingo un golpe muy duro, después de que Sánchez ganase las primarias imponiéndose a Susana Díaz, con la que se había volcado todo el aparato socialista asturiano. Esa derrota le pone en una tesitura muy complicada. Internamente son muchas las voces que presionan para que pelee por seguir liderando la organización y no deje el camino expedito al 'sanchismo'. En una parte de su entorno, sin embargo, se ha instalado una sensación proclive a pensar que no está por dar esa batalla.
Los 'sanchistas' creen que a la FSA tienen que llegar nuevos aires y que hace falta un partido «joven y con impulso», y entienden que el movimiento lógico de Fernández debería ser dar un paso a un lado para propiciar una transición ordenada, «sin traumas». Se apunta que nadie cuestiona su continuidad como presidente del Principado en los dos años que le restan de mandato, y que es posible plantear un candidato a la secretaría general que resulte asumible por las dos partes, aunque tuviera una mayor identificación con la corriente afín a la nueva dirección federal. Cualquier otra alternativa, apuntan las fuentes consultadas, iría peor encaminada.
Esta posibilidad tiene que superar no pocos escollos. Además de la decisión de Fernández, hay que tener en cuenta que las heridas abiertas en los últimos meses en el PSOE son muy profundas y que en los dos sectores en que ha quedado partida la organización hay muchos convencidos de que el contrario tiene pocas ganas de conciliación. En el caso concreto de Asturias, son muchos los 'susanistas' que temen que el aterrizaje de los 'sanchistas' en la región venga acompañado de una «purga» en toda regla. A la espera de que el tiempo lime asperezas, nadie se fía de nadie.
Los acontecimientos se van a suceder. Mañana se reúne la ejecutiva de la FSA, con Fernández al frente, la primera vez tras las primarias. Y será decisiva la forma en que se llegue al congreso federal de junio: un proceso tranquilo y con un mínimo consenso puede facilitar cónclaves regionales menos bulliciosos. Pero si la tensión persiste, el otoño vendrá 'caliente', tanto en Asturias como en el resto de comunidades.
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