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ANDRÉS SUÁREZ
Lunes, 8 de mayo 2017, 07:14
El PSOE se arriesga a perpetuarse como un partido «hundido» electoralmente y sumido en el «colapso» orgánico si Pedro Sánchez gana las primarias del próximo día 21. Eduardo Madina, uno de los rostros con más peso de la candidatura de Susana Díaz, pintó ayer en Pola de Laviana un futuro negro para el partido en caso de que el exsecretario general recupere el liderazgo y defendió a la presidenta andaluza como única alternativa para retomar la senda de las «noches de victoria electoral» y salir de la «espiral de derrotas» del pasado más reciente. «Yo quiero ganar, no sacar 85 diputados», zanjó recordando el resultado de las generales del pasado año, «el peor de nuestra historia».
Los 'susanistas' jugaban ayer en tierra hostil. La cuenca es, junto a Gijón, el principal granero de apoyos de Sánchez en Asturias, y Laviana es uno de los municipios más significados en favor del exsecretario general, teniendo en cuenta el papel activo que juega el alcalde, Adrián Barbón. Los partidarios de la presidenta andaluza consideraban el acto de ayer, con Madina como estrella invitada, una prueba importante, y creen haberla superado con nota. Más de 250 personas llenaron la casa de cultura de la localidad para escuchar al diputado vasco, con la presencia de numerosos rostros conocidos del socialismo regional -el portavoz en el Senado, Vicente Álvarez Areces; consejeros como Guillermo Martínez, Dolores Carcedo o Pilar Varela; diputados regionales y alcaldes varios- y también de militantes anónimos. La combinación de la abundancia de público y del discurso contundente de Madina representó un «chute de autoestima», en palabras de uno de los asistentes, después de la cierta decepción que supuso verse superados por los 'sanchistas' en la recogida de avales en Asturias, pese a la victoria en el conjunto del país.
Madina situó al PSOE ante una encrucijada, ante una decisión que marcará el devenir futuro tanto del partido, como del país. Un momento crucial ante el que no caben medias tintas porque se trata de optar entre el proyecto «sólido, unido, sin oscilaciones, que salga a ganar» que representa Susana Díaz y la opción de Pedro Sánchez, que, a veces utilizando adjetivos precisos, a veces reflexiones más amplias, pintó como personalista, radicalizada y encaminada a encajonar al socialismo en la senda de la eterna derrota.
Críticas al exlíder
Madina fue duro, durísimo en su análisis de lo que representa Sánchez y su proyecto. Le responsabilizó directamente de haber llevado al PSOE al «peor resultado electoral de su historia». De fracturar la organización abriendo una brecha entre militantes y dirigentes que consideró artificial. De presumir de representar la izquierda más pura y «suspendernos a los demás en el izquierdómetro». De dejar a un lado el interés general, el del país y el de los ciudadanos, por un afán estrictamente personalista. «Alguno se cree que esto va de la vida personal de alguien; claro, los demás le dicen que es Superman y... Pero la política va de lo colectivo», zanjó. Comparó incluso el discurso 'sanchista' de «el PSOE soy yo, el militante soy yo», con el «Francia soy yo» que enarbola Marine Le Pen, y dijo que quien se maneja en esos términos «no está en condiciones de afrontar este reto».
Consideró urgente poner freno a esa deriva y, como solución, apostó por Susana Díaz para la secretaría general en la medida en que, dijo, representa un PSOE «sólido», que defiende el mismo discurso en todas partes y que quiere volver a ganar elecciones. «Queremos ser el primer partido del país, no el primer partido de la izquierda», remachó.
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